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Teoría del tacto, finalista del premio Setenil
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Teoría del tacto
martes, mayo 02, 2023
martes, marzo 07, 2023
Homenaje a Paco Robles en la librería Documenta de Barcelona
domingo, enero 30, 2022
viernes, agosto 07, 2020
Nación Vacuna: ucronía distópica en la elipsis
A Fernanda García Lao en su venir e irse para volver a venir y quedarse, en ese vaivén transatlántico tan argentinamente europeo
Por Pascual Gálvez
“Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla. Si es necesario este pueblo, que yo trato de interpretar, está dispuesto a escarmentar a quien se atreva a tocar un metro cuadrado del territorio argentino”
Desde el balcón Casa Rosada, Leopoldo Fortunato Galtieri, miembro de la Junta Militar argentina, declara la guerra a Gran Bretaña el 2 de abril de 1982
Argentina es una nación vacuna, un país carnívoro de kermeses con olor a asados y parrilladas. Un lugar donde la porción de vaca cortada es metonimia de fiesta: tiras, bifes de chorizo, bifes angostos, palomitas de paleta, matambres, entrañas, vacíos, colitas de cuadril, chorizos criollos… La identidad nacional pivota sobre la esencia vacuna. Por eso el héroe de esta novela es un segundón burócrata vegetariano: Jacinto Cifuentes es el funcionario de una patria en crisis.
Recuerdo que supe de la Guerra de las Malvinas por mi profesora de Historia de primero de BUP. Fue una epifanía en esos años de desconcierto adolescente: era preferible vivir en una democracia como la inglesa que bajo una dictadura como la argentina. Eso dijo. Minimizando la tragedia del conflicto. Fernanda García Lao, la autora de la novela, estaba entonces exiliada en Europa y conoció el hecho, en francés e incrédula, mientras hacía cola para entrar en un museo.
Los setenta y cuatro días de duró la guerra (del 2 de abril al 14 de junio de 1982) no nos importan mucho para disfrutar de la lectura. Ni ser unos apasionados del asado argentino. Basta lo dicho para contextualizar en la historia y en la realidad un argumento que desborda en fondo y forma esas circunstancias para ser literatura. En el enfrentamiento salvapatrias de la junta cívico-militar argentina gana pérdidas. En el enfrentamiento entre el lector y la novela pierde el conflicto y gana el arte. Nación vacuna nos lleva a un naufragio como el de Próspero en La Tormenta desde el fracaso en el éxito de la propaganda de guerra para intentar salvar una dictadura gracias a la Falksland War. La dictadura cayó y el arte se salvó. La operación mediática de la Argentina militar tiene su reverso en esta novela de Fernanda García Lao treinta y ocho años después.
En la ficción, Argentina gana la guerra. Es una nación mostrada en una distopía del pasado (como la de Juan Soto Ivars en Crímenes del futuro). El enemigo envenena el agua de las islas M y la vida es insostenible. La Junta civil, sin militares tras la guerra, emprende una campaña de repoblación en la que argentinas continentales seleccionadas deben asegurar con sus vientres que los soldados de las islas se perpetúan y pueden dar vida a la victoria contra el enemigo. Es una operación para reconquistar la victoria. Una victoria pírrica en un ambiente de apocalipsis de precariedades, difuminado en un paisaje de posguerra en el que el animalismo sexual busca, sin conseguirlo, tapar las grietas de la frustración de los personajes. Libido femenina que somete a los hombres. Hembras fálicas que usan a los machos, que los engañan incluso en una política de subsistencia y promiscuidades. Con el orden natural y social alterado todo pasa por válido. Es la pesadilla que nos hace vivir Nación vacuna describiendo un ambiente kafkiano (por esa lógica del absurdo burocrático impuesta por el punto de partida argumental, por la ironía macabra de un estilo cortante, lleno de elipsis, fragmentario). Los personajes parecen vacas colgando de sus ganchos, sin cabeza, en el matadero de sus vidas, regidos por las órdenes de un poder central y centralizador. Una dictadura desvaída con muchas zonas de sombra desde las que nos iluminan los personajes, libres y prisioneros en esas grietas del control. Grietas llenas de sexo furtivo como moneda de cambio.
La dualidad tensiona todo el relato. Padre carnicero con hijo vegetariano. Padre activo y militante ante una madre sin maternidad: sus dos hijos, Jacinto y Leopoldo, son, a su vez, el haz y el envés del emprendimiento (gris y fracasado el primero, protagonista de la acción; triunfador y brillante el segundo, agente de los acontecimientos narrados pero en un segundo plano). Una mujer en disputa “amorosa” entre los dos hermanos, Mona (la seleccionada 1789, la elegida por el pueblo), que medra y se sacrifica por la causa. Planes contra Jacinto con Erizo y sus axilas como intersección. Jacinto contra Rubén el camionero con Mona, la cuñada, en la discordia de la fertilidad salvadora de la mentira. Las mujeres “Lesbianas Re-evolucionarias en Contra” contra La mujeres del proyecto original para combatir el heteropatriarcado de la regeneración. Violencia de la carne y la sangre. Disyuntivas trascendentes: “¿Coger o suicidarme?” (dice Cifuentes en el dilema que va del follar estéril a la muerte fértil). Como Fernando de Rojas dice traer de Heráclito a su prólogo de La Celestina: “Todas las cosas ser criadas a manera de contienda o batalla”. En ese caos sobrevenido por una guerra, la prostitución es un arma patriótica y la degradación se diluye en la tragedia general que la justifica una supervivencia con connotaciones raciales.
Novela proléptica. Novela ucrónica. Novela nave sobre un pasado que dosifica la acción anticipando la ficción que recrea una historia que nunca pasó. Fernanda García Lao inventa unos personajes que de estoicos acaban siendo hedonistas en el naufragio impuesto con párrafos breves como olas de un mar entrecortado. Novela de realismo simbólico cortante desde la voz de un burócrata aséptico, distante, desapasionado, pero en una orgía vital sin más placer que el frustrante y animal del sexo. Los espacios en que se mueven los personajes contribuyen a la sordidez: el matadero (ese que nos lleva a la novela homónima del argentino Esteban Echevarría, crítica también a un despotismo dictatorial del siglo XIX); Rawson (hijo crudo en inglés –hijo vegetariano afilador de cuchillos de un padre carnicero-), ciudad desde la que fletar hacia las islas M la salvación en el barco Nación Vacuna; el limbo con cementerio y almacén de la espera para el embarque tras el anuncio del aborto de la misión; esas isas M no holladas durante el argumento como destino de la derrota… Las cápsulas de carne, una especie de “Avecrem” que concentra todo el simbolismo de la novela, condensan la metáfora de las vacas abiertas en canal, el alimento de subsistencia, la gragea libidinosa, viagra pansexual de carne para compensar ausencias de apetito sexual. Carne de vaca para provocar la causa de la recuperación tras la catástrofe bélica. Cápsulas como vacunas contra la pandemia provocada. Vacunas hembra. Edward Jenner descubrió que la viruela bovina inmunizaba de la viruela humana. Era inglés, de Gloucester. Los ingleses emponzoñan la potabilidad de las islas M y las mujeres “triadas” consumidoras de cápsulas cárnicas llevan en su cuerpo la vacuna. Su cuerpo es la vacuna que llega por mar en el Nación vacuna desde el continente al archipiélago patagónico. Como en tantas leyendas (la de Sant Jordi entre ellas) la mujer es el agente (paciente) sacrificado por la causa general. Pero las mujeres de Fernanda García Lao, en la manipulación nacional, son quienes dominan sexualmente. También son utilizadas pero tienen espacios de poder sobre los hombres.
En una frecuencia de tono que nos puede recordar 1984 de George Orwell, perlada de atracciones como la del sudor de las axilas que se mezclan con las cuadrículas burocráticas de un encargado del registro, los personajes de Nación vacuna son ganadores de un Proyecto que los humilla pero que deben aceptar como un privilegio por su valor salvapatrias. Una revolución farmacéutica desde la única corbeta en el puerto de Rawson que la victoria contra el enemigo ha podido conservar en condiciones de navegar. “Hembras por la Patria” que no embarcan en loor de multitudes en la corbeta, que tienen que intentar cumplir su misión en un precario barco pesquero, el Quisquilla I, rebautizado como Nación Vacuna, en un trozo de costa sin puerto, anónimamente. Cuerpos procesados, de vacas, de mujeres, para salvar a los militares confinados en cuarentena, aislados, literal y metafóricamente. No hay vacunación inocua. La redención puede habitar en la vagina.
Toda la novela presenta unos espacios fantasmagóricos, entre kafkianos y beckettianos, con un Jacinto Cifuentes transparente, responsable pero pasivo entre onanismos oníricos potenciados por la lascivia de las cápsulas vacunas. Vulvas inflamadas. Mejillones que se abren como plantas carnívoras para que Jacinto mordisquee su carne naranja del sexo y entierre los cadáveres de sus valvas negras. Jacinto Cifuentes invisibilizado por la máquina burocrática, muerto oficialmente y vivo de facto. Responsable de engendrar en coitos programados el heredero, fingir un éxito militar con un fracaso administrativo que el funcionario va a remediar. La mentira como cimiento social.
Más allá y más acá de las coincidencias con coyunturas pandémicas presentes, Nación vacuna es una excelente ficción de una brevedad (140 páginas) que engaña porque entre los huecos de los párrafos hay mucha historia contada en silencio. Es la historia de un burócrata sometido al sistema en toda su contradicción de épicas de serie B explicada desde el estilo telegráfico de la administración y sus asepsias con el que frontalizar la putrefacción de lo narrado, para que los trámites de carne amortigüen su olor a sangre, para que los populismos de cloacas se confundan con los trasiegos nutricios de un matadero en su orgía cárnica.
Hemos empezado con las palabras reales de Galtieri con las que quiso vestir de gesta nacional una bravuconada militarista. Acabamos con las palabras reales de la ficción que son eco literario de su sustrato histórico (pág. 116). La maniobra populista busca efectos y no verdad: el Nación vacuna no había zarpado, pero tenía que estar en las islas M y cumplir su misión:
“La Junta ya logró su objetivo: levantar el perfil en las encuestas. La realidad es carísima, dice Erizo. Prefieren hacer como que nos fuimos”
Las dos juntas, la militar de la dictadura y la civil de Fernanda García Lao, fracasan en su objetivo: una pierde la guerra a pesar de la propaganda; la otra va a ser engañada por las “misioneras” pero pierden el rumbo y son llevadas al destino que querían evitar y la solución se pierde en la costa negra ante las banderas de los que perdieron.
GARCÍA LAO, Fernanda (2020). Nación Vacuna. Barcelona: Candaya, Candaya Narrativa, 65.
Héroes apestados
Hablemos escritoras podcast
viernes, junio 26, 2020
NACIÓN VACUNA, FERNANDA GARCÍA LAO
BLOG LA VIDA NO EXISTE
ANTONIO MOCHON
En Nación vacuna todo resulta extraño. Uno siente que visita un país extraño, le cuesta reconocer conductas donde lo grotesco es la norma, su zarpa oscura en el gris que es color de fondo arañado por un rojo tirando a matanza. La carne funciona como símbolo, imanta todo el libro: desde la sexualidad hasta la ética. La perversión encarnada, literalmente hecha carne.
Extraña la sintaxis a resuellos, golpes fraseológicos duros y concisos. Decididamente abrupto, casi telegráfico, el estilo crea la atmósfera opresiva. Una asfixia sintáctica prepara el terreno. Rotundo como las cuchilladas de carnicería, el lenguaje, que supura irracionalismo, va modelando el mundo. Extraña también la técnica narrativa con aire cinematográfico. Escenas cortas, primeros planos, evocaciones. Y que el espectador se las componga. Todo buen libro plantea un reto. Esta voluntad de estilo es un pilar de la novelita. Y entre escena y escena, una discontinuidad de abruptas elipsis, una antinarrativa.
El humor negro, otro pilar, va haciendo el rodaje hasta que llega un punto (una página) que está en vena. Desatado. Estilo desaforado. Lo que antes incomodaba ahora es poco. Nos ha metido el vicio, el gusto. Entonces la trama, vigorosa y lúcida, deviene un estilo, un arte de contarse, y Fernanda García Lao, en vena, trepidante orfebre de ritmo y fuerza narrativa. Qué envidia de músculo de escritora. La historia, entonces, con su delirante inventiva, no es más que el soporte para esta prosa a retazos, imparable, descosida, salvaje.
Y, claro, el meollo: el discurso moral y político va alzándose como telón de fondo, como sacudida. Ese gris, ahora sí, tan familiar, lo distópico nuestro, guerra y colonización, relaciones deshumanizadas, engullidas, reducidas al instinto postizo de medrar sea contra quien sea. Todo por la empresa, que trabaja el canibalismo y lo sirve en grageas y blísteres, que prostituye por la patria, que quiere salvar una nación construyendo un relato falso, inventando una identidad inventada. La monumental y obscena construcción de la Historia como un bien de consumo más.
El individuo responde con una hiperbolización, deformándose se reencuentra con su verdad: ya no existe. Nuestro Montag, Jacinto aquí, viene a reincidir en la propuesta de manual: la fundación del nuevo individuo pasa por su extravío y por su inutilidad social, su inadaptación y su mutismo en un progresivo aniquilarse. Barrunta la rebelión so pena de perpetuarse en el miedo. Un miedo que petrifica pero que también espolea. Por aquí la tesis, el meollo político, el mundo feliz. Y luego, la revisión histórica, el patrioterismo de la corruptela, con su mala baba y su abyección.
Nación vacuna es un libro sólido, solvente, tenso hasta el final, originalísimo y provocador de una forma poco común. Una demencia sanísima lo recorre y se siente como un caramelo sin fin. O eso quisiéramos en la página última, la 140. Investiga Fernanda García Lao los límites del absurdo vistiéndolo de posibilidad. Invistiéndolo de largo en esta alucinación colectiva que quizás ya ha pasado. El resultado es esta inmensa alegoría tan feroz en lo lingüístico como rotunda en lo conceptual. Una fiesta literaria en toda regla. La ficción da lecciones de historia, alumbra caminos éticos, nos interpela como sujetos políticos. Su osadía es confiar en nuestra inteligencia. Ahí el reto.
¿Qué habría pasado si Argentina hubiese ganado la guerra de las Malvinas?
La escritora argentina Fernanda García Lao publica la novela ucrónica "Nación Vacuna"

LIBRUJULA
Texto: David PÉREZ VEGA
Con Fernanda García Lao (Mendoza, Argentina, 1966) había intercambiado algunos comentarios sobre literatura argentina a través de las redes sociales, y cuando vi que la editorial Candaya publicaba en España su última novela –Nación Vacuna– me apeteció leerla. Fue una pena que se suspendiera su viaje desde Buenos Aires a España y sus presentaciones en varias ciudades por motivo del Covid-19; ya tenía anotada la fecha de finales de marzo, en la que sus editores y ella se iban a pasar por Madrid.
El protagonista y narrador de Nación Vacuna es Jacinto Cifuentes, un funcionario sin estudios universitarios que a sus casi cuarenta años considera que su vida ha sido un fracaso. La primera frase de la novela es ésta: «La carnicería de papá se vaciaba de noche». Desde un primer momento diría que García Lao se ha propuesto conversar con una parte de la historia de la narrativa argentina, puesto que su literatura nacional empieza en el siglo XIX con el relato El matadero de Esteban Echeverría. Con esta narración también conversa el cuento El fiord de Osvaldo Lamborghini, donde se vuelve a recrear la violencia inicial de El matadero con referencias a la dictadura de Onganía de la década de 1960. Nación Vacuna se une a esta cadena para hablarnos, desde su «particular matadero», de la dictadura de Videla a finales de 1970 y principios de 1981.
La acción se sitúa en Rawson, fría ciudad costera al sur de Argentina. Un enclave cercano a las islas Malvinas. Además, dentro del contexto de metáforas cárnicas del libro, el nombre de esta ciudad también parece esconder una carga simbólica, puesto que «Rawson» traducido del inglés significaría «hijo crudo». El tiempo narrativo de Nación Vacuna se sitúa a principios de la década de 1980 y se trata de una ucronía, puesto que en la realidad que la autora nos propone, Argentina ganó la guerra de Las Malvinas («de las M.» se dice en la novela, donde nunca aparece el nombre completo de las islas). En realidad, la trama parte de una calculada contradicción lógica: Argentina ganó la guerra en las M., pero el enemigo, antes de dejar las islas, envenenó sus aguas y su población ha sufrido mutaciones. Por tanto, ahora los argentinos han de «reconquistar la victoria» allí. Además, la Junta Militar ha decidido trasladar la capital de país desde Buenos Aires hasta Rawson.
Jacinto trabaja en un proyecto de la Junta (Militar) para reconquistar M. Dicho proyecto consiste en seleccionar a unas mujeres a las que vacunar para que puedan vivir en las islas sin problemas y tener descendencia sana con sus habitantes masculinos. «La maternidad ya es una locura, pero la prostitución patriótica es un despropósito», dirá la madre de Jacinto –psicóloga de profesión– en la página 67. Además de enfrentarse a los traumas de guerra de una nación, Jacinto tendrá que enfrentarse a los suyos propios, puesto que en el espacio de la novela va a ir apareciendo toda su familia: su padre, el carnicero con el que nunca acabó de entenderse; su madre, la psicóloga que los abandonó; su hermano, que además de dirigir el Proyecto y tener más éxito profesional que él, le quitó a Mona, su antigua novia; su tío, que quizá conoce un peligroso secreto del Proyecto cuya transmisión puede salir muy cara al protagonista...
NacionVacunaWebLa novela está construida con frases breves. En más de un caso, García Lao decide cortar el texto con un punto y seguido, cuando podía haber usado una coma y escribir una frase más larga. Así escribe el primer párrafo, que marca ya el estilo narrativo y el tono elegido: «La carnicería de papá se vaciaba de noche. Durante el día, distintos tipos de carne se exponían en el mostrador. Lomo, cuadril, carnaza. Una multitud cortada y desplegada con prolijidad. La muerte se balanceaba como un gato en una soga. Chorreando de sangre que había que limpiar. Lavandina contra el olor viciado que persiste. Que interfiere en la respiración y atraviesa las vías duras de mi sistema. Poner distancia. Como si fuera una pared» (pág. 9).
La voz narrativa de Jacinto es sexista, su opinión de las mujeres no es demasiado positiva; sigue instalado en el rencor contra su madre, que le abandonó, y contra su novia Mona, que lo dejó por su hermano. «Siglos sin afecto. Las mujeres son ilusoria felicidad, un licor, el paréntesis que nos impone el silencio» (pág. 40); «Yo me digo que nunca tocaré a una licenciada. Son sicópatas encubiertas. Algo aprendí de mamá» (pág. 23); «Las mujeres son seres execrables. Ya no quiero más con ellas. Prefiero las mascotas» (pág. 122).
También hace apreciaciones sexuales sobre las mujeres con las que se encuentra. Sin embargo, a pesar de que Jacinto, sobre todo al comienzo de la novela, parece un hombre frustrado y con poca capacidad para interactuar con mujeres de un modo sano, según avanza la trama ésta se irá haciendo cada vez más sexual, y será frecuente la descripción de escenas de sexo. Jacinto, a pesar de provenir de una carnicería, en la que trabajó de joven ayudando a su padre (o precisamente por eso) es vegetariano; sin embargo, en el tiempo de la novela empezará a tomar unas cápsulas elaboradas con carne, que se están probando para que se las lleven las mujeres que han de ir a las M. ¿Están elaboradas estas pastillas con carne de las candidatas a repoblar las M. que han sido descartadas del Proyecto? En la novela existe más de un elemento simbólico de la violencia ejercida históricamente contra las mujeres. «Mujeres salvarán al ejército», se anuncia en los periódicos, cuando en realidad debería decir que «las mujeres se sacrificarán por el concepto de nación de la Junta».
Si bien he hablado de la conversación que esta novela mantiene con clásicos argentinos como Esteban Echeverría u Osvaldo Lamborghini, no estaría de más citar a otro gran autor argentino al que parece evocarse aquí: Roberto Arlt, porque hacia su desenlace la trama de Nación Vacuna (el nombre del barco en el que las mujeres y otros miembros del Proyecto, entre los que se encuentra Jacinto, deben viajar desde la fría ciudad de Rawson a las islas M.) va entrando cada vez más en el terreno de lo inverosímil y el expresionismo simbólico, al estilo de Los siete locos, la magnífica novela de Arlt.
Pese a que en algunos momentos me ha parecido que la historia se deslizaba hacia el terreno de la inverosimilitud (o fantasmagoría) narrativa, lo cierto es que me ha resultado fácil dejarme llevar por la ‒en principio‒ propuesta extravagante (y por tanto original) de Fernanda García Lao en Nación Vacuna. Un libro oscuro, tenso y carnal, con muchas resonancias subyacentes (la violencia de las dictaduras, sobre todo ejercida contra las mujeres, el poder represor de la familia, etc.), que condensa muchas ideas en sus 140 páginas. Esto hace que uno tenga la sensación de haber leído, al finalizarlo, un libro más largo que el que contienen sus páginas.
domingo, mayo 24, 2020
Tiempos oscuros
Tiempos oscuros
Marta Sanz ha seleccionado tres títulos entre las últimas novedades
BABELIA
EL PAIS
MARTA SANZ
22 MAY 2020
Tiempos oscuros

“La salud es prioridad, la economía”. Nación vacuna (Candaya, 2020), de Fernanda García Lao, es un libro profético. La piel se eriza al rozar urticantes palabras clave: cuerpo, contagio, vacuna. La violencia poética de Lamborghini y El matadero, de Esteban Echeverría, se conjugan para hablar de mujeres y animales dentro de un mismo campo semántico. Lo impresionante de este libro no es tanto el pronóstico, como la capacidad de su autora para crear un mundo, que es otro y es este, con un estilo que nos recuerda la urgencia de cierto trazo grueso.
Con su jocoso tono metaliterario, Juan Pablo Villalobos compone en La invasión del pueblo del espíritu (Anagrama, 2020) una novela de personajes humanísimos que sobreviven en una geografía migratoria y renombrada. Su ciencia-ficción melancólica se convierte en puro realismo cuando retrata pandemias tan actuales como xenofobia y fascismo. Al final solo nos salvan el amor, los cuidados y el huerto de Gastón donde se cultivan las patatas para el mejor futbolista de la Tierra.
“A los fantasmas hay que palearlos de entrada, Tanito, porque si no se afianzan, ¿sabés?”. En los humedales se sumergen sangre, venganza, infierno, orfandad, locura. Desde la voz de Manoel, Mariana Travacio escribe en Como si existiese el perdón (Las afueras, 2020), con lirismo agrio y ritmo de fatalidad, legitimando la idea de que la escritura es hermafrodita. El western fantasmagórico y la novela de la tierra, enraizada en la mejor tradición latinoamericana, regresan como signo de estos tiempos tal vez demasiado oscuros.
Laboratorios contaminados. Dos novelas en tiempos de pandemia
REVISTA GATOPARDO
Libros
22.5.20
Daniela Tarazona
Hay enfermedades que los humanos hemos ocasionado, en el infatigable intento por modificar al medio ambiente. Estas plagas son difíciles de combatir. Gatopardo invitó a la novelista Daniela Tarazona a repensar los universos distópicos en dos novelas latinoamericanas. Porque los tiempos que vivimos tienen sabor a ficción.
En la realidad que habitamos cunde la ficción. A lo largo del tiempo, se ha examinado a la enfermedad como tema principal de muchos libros, a veces determinada por el orden social, y otras como recipiente de instintos humanos fuera de proporción: de modo que pareceríamos ser más animales cuando estamos enfermos. Entre los registros de las enfermedades o temas derivados de ella en la literatura reciente, vienen dos novelas a mi recuerdo, dos textos de autores disímiles que ponen en entredicho la conformación de lo real e indagan en los umbrales de acontecimientos distópicos.
Sus ojos son fuego (Fondo de Cultura Económica, 2007) es la primera novela de Gonzalo Soltero, nacido en 1973 en la Ciudad de México. Con ella obtuvo el VI Premio Nacional de Novela Jorge Ibargüengoitia. Es autor del libro de relatos Crónicas de neón y asfalto (1996) y de la novela Nada me falta (Textofilia, 2014). Soltero va solo, como su propio apellido lo señala, su escritura se muestra libre y es notoria la diversión en el momento de plasmarla: juega y extiende su tablero a los lectores conminándolos a disfrutar de los guiños de la imaginación.
La novela establece ambientes de laboratorio inmersos en la burocracia, en los que Adrián Ustoria lleva a cabo experimentos con animales. Soltero eligió disponer a sus personajes en la Ciudad de México y atendió a las señales de lo real: la ciudad es el gigantesco laboratorio en donde estamos hacinados, el asfalto podría ser la piel que carcomen millones de animales convertidos en plaga: las ratas, cuya inteligencia pareciera superar a la de los humanos.
El autor descompone las ideas fijas que establecen un orden. Adrián lleva a cabo procedimientos con los especímenes —en un proyecto confidencial—, les suministra sustancias, como hidrocarburos en el cerebro, y observa sus reacciones. En la gran ciudad el peligro estriba en las criaturas que se multiplican y evolucionan para amenazar el orden; acechan al personaje y parecen haber invadido las calles, muerden cables, provocan apagones de luz; mientras que otras especies como las aves, su existencia ha sido mermada a consecuencia de la contaminación provocada por el hombre. De esta manera, se establece la relación entre lo que ocurre en el laboratorio y lo sucedido fuera de él. La violencia en las calles y la representación de una sociedad que se destruye a sí misma y a su medio, es semejante a la violencia que Adrián observa en los especímenes con los que experimenta. La plaga no sólo es animal, sino también humana. Y así como las reacciones de los animales dentro del laboratorio son expuestas de manera velada, sin que consigamos dilucidar sus causas, fuera del laboratorio la presencia de los roedores se muestra de manera siniestra. La desgracia subyace, es subterránea.
El científico que pone los ojos sobre sus experimentos, que establece analogías entre el comportamiento animal y el de los humanos, que observa y anota las variaciones para la investigación de su proyecto, se parece a cualquiera de nosotros: definimos nuestras propias fórmulas y, a la vez, provocamos la destrucción. Las observaciones en estos animales de laboratorio conducen a posibles acontecimientos fatídicos en la ciudad. La enfermedad estriba en la voracidad, la depredación y la competencia incesante entre los hombres. Y como alma que lleva el diablo, Soltero desliza preguntas relevantes: ¿Cuál sería la realidad natural de una ciudad como esta? ¿Y si la manifestación verídica de la Naturaleza en la ciudad es nuestra existencia?
“Hoy más que nunca resuenan los laboratorios invadidos por deseos burocráticos y patrióticos. Las enfermedades no pueden ser combatidas porque el hombre ha modificado hasta el colmo al medio ambiente y a sí mismo”.
Desde otro territorio geográfico, Fernanda García Lao, escritora, dramaturga y poeta argentina, ha estrenado este año en la editorial española Candaya su novela Nación vacuna, publicada en Argentina por Emecé en 2017. Es autora de las novelas Muerta de hambre, La piel dura, Vagabundas, entre otras y del libro de relatos Cómo usar un cuchillo, además de los de poesía Carnívora y Dolorosa. En Nación vacuna despliega un reino singular y, desprovista de patrones rígidos, la escritura se desenvuelve como si la voz narrara una escena teatral. Lo que leemos ocurre de forma instantánea. Sus ambientes componen circunstancias, con personajes que, en efecto, se encuentran arriba de las tablas.
A lo largo de su lectura, se tiene la sensación de atestiguar las andanzas de Jacinto Cifuentes, encargado del registro de mujeres que serán usadas para curar enfermos y procrear, como si estuviéramos espiando a través de una mirilla. La lascivia y los fluidos corporales se liberan a lo largo del texto. Aquí también la burocracia ha dispuesto una realidad sui generis. Tras una guerra que ha dejado soldados enfermos en una isla, se ha elegido a un grupo de mujeres, “vacunadas contra todo mal” para que sean cuerpos que curan y que serán entregados y darán a los héroes enfermos la posibilidad de reproducirse. Inmersos en las frases rítmicas de García Lao, el mundo desplegado tiene colores grises y verdes, la prosa es metálica y feroz. El narrador se relame los labios. Su diversión estriba en el sarcasmo y en los bordes afilados de una realidad absurda.
El padre de Jacinto Cifuentes es carnicero. La novela rezuma sangre. No es sólo el tratamiento hacia los cuerpos femeninos lo que expone García Lao, el asunto se distiende para dejarnos ver más: somos también animales que enferman. La crueldad se parece a la inutilidad de la prisa. Las tripas que asoman de los vientres de las vacas y los cerdos podrían ser las nuestras en días de guerra. Jacinto Cifuentes trabaja para la Junta, allí las decisiones son tomadas por el bien de la nación, ya que la patria dispone de los cuerpos y se sabe que en ellos se encontrarán las vacunas.
Ambas novelas son serpientes que se deslizan entre los órganos del cuerpo para decirnos que los recuerdos son futuristas. Hoy más que nunca resuenan los laboratorios invadidos por deseos burocráticos y patrióticos. Las enfermedades no pueden ser combatidas porque el hombre ha modificado hasta el colmo al medio ambiente y a sí mismo. Los experimentos se han contaminado y no hay una vacuna posible. La enfermedad la produce el ser humano.
Envases con forma de mujer
EL PAIS

Fernanda García Lao ofrece un baile delirante y reconocible de seres a los que las estructuras sociales han convertido en bienes consumibles
CARLOS ZANÓN
9 MAY 2020
Envases con forma de mujer
Nacida en Mendoza (1966), Fernanda García Lao vivió en España desde 1976 hasta 1993 y es una propuesta muy personal de la actual narrativa argentina que nos llega. Dramaturga y poeta además de narradora, es autora de las novelas Muerta de hambre (Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes), La perfecta otra cosa, La piel dura, Vagabundas, Fuera de la jaula y los libros de cuentos Cómo usar un cuchillo y El tormento más puro. En coautoría con Guillermo Saccomanno ha publicado la novela erótica Amor invertido y el libro de relatos Los que vienen de la noche.
Nación vacuna fue publicada en el año 2017 en Argentina (Emecé) y ahora Candaya nos la sirve en tiempos imprevistamente inhóspitos. De todos modos, para cuando abran las librerías, no estaría de más que busquen esta ucronía perversa, escrita con el pulso de un tictac que todo el tiempo sabes que es una bomba y no un reloj. Y en esas que llegas al final, te estalla en las manos y piensas en cosas como talento, erotismo, denuncia, feminismo, familia, carnicería o genética. Y oficio al hacer servir todo eso con un muy trabajado lenguaje feroz y un buen manejo de la estructura.
García Lao, a base de estampas, párrafos, enfoca nuestra atención en el funcionario Jacinto Cifuentes, a quien se le encarga por parte de la Junta de Gobierno seleccionar a un grupo de mujeres para un servicio patriótico en unas islas llamadas M. que han sido devastadas por un conflicto bélico. En M. han quedado una serie de soldados afectos de una enfermedad extraña que puede desestabilizar el país. Las mujeres seleccionadas son utilizadas como vacunas y, al mismo tiempo, como cuerpos para la procreación, patriótica, por supuesto. Y Cifuentes va dando tumbos de un cuerpo a otro, escapando y buscando, chocando y abandonando.
Lo talentoso de García Lao es cómo, a partir de un planteamiento posapocalíptico, conseguir que lo leamos en una clave realista, de pasado paralelo casi profético, y evitar algunos de los déjà vu del género. Asistimos al baile delirante y reconocible de seres a los que las estructuras sociales han convertido en bienes consumibles, en envases que pueden ser rellenados de hijos, rencor o patriotismo. Nación vacuna tiene muchas lecturas, desde la denuncia al poder en cualquiera de sus manifestaciones y mentiras hasta el del uso del cuerpo femenino como cáliz, trofeo, producto desechable. Una devastadora mirada a la familia, a la procreación o el sexo como territorios de los que siempre salimos abollados y confusos, caníbales con medio cuerpo devorado. Ningún afecto o relación puede acabar bien y uno siempre es rehén y, al mismo tiempo, secuestrador y maltratador de alguien o de algo. El tono seco del texto, a ratos onírico, siempre tremendo, es modulado —otro acierto de García Lao— por una comicidad negra, que lo aleja tanto del nihilismo adolescente como del pastiche.
NACIÓN VACUNA
Autora: Fernanda García Lao
Editorial: Candaya, 2020
Formato: tapa blanda (144 páginas, 15 euros).
miércoles, abril 22, 2020
Por un puñado de vacas
ESTADO CRÍTICO
Crítica Literaria Diletante

JOSE TORRES
Trabajé hace mucho tiempo en un matadero. Canales de ternera, solomillos enormes, cartílagos, huesos, quijadas, y sobre todo el olor de la sangre seca en todas partes, el regusto pastoso de carne masticada en la boca. No, no es imprescindible contar con esta experiencia carnosa para disfrutar de Nación Vacuna, de la autora argentina Fernanda García Lao. Pero en mi caso, la novela ha conseguido, cual magdalena de Proust, que vuelva hasta esos años sangrientos hasta convertirme en un personaje más de su novela, un operario de ese Frigorífico Central, en el que el padre del protagonista ordena y distribuye la producción de carne de la nación.
Imaginemos. Argentina ganó la Guerra de las Malvinas, pero pagó un alto precio. El enemigo emponzoñó las aguas, y provocó en la población una enfermedad mortal. La Junta Civil (pues no quedan militares de alto rango), que gobierna el país, encarga a Jacinto Cifuentes, un anodino funcionario administrativo, que seleccione a un grupo de mujeres con el fin de viajar a las islas y procrear con un puñado de soldados enfermos que sobrevivieron a la guerra, para así salvar el futuro de la nación. Esta pesadilla burlesca es el punto de partida de Nación Vacuna. A partir de ese momento la autora argentina nos toma de la mano y, a través de un lenguaje cortante, afilado como el cuchillo de un matarife, y de un negro, negrísimo sentido del humor, nos muestra un presente burocrático y absurdo, en el que sus personajes son tratados como reses sin voluntad por la inverosímil Junta gobernante. Este carácter “vacuno”, animal, de los personajes, se afianza durante toda la novela mediante el uso de los humores y los bajos instintos de los protagonistas, que encuentran en el sexo furtivo una forma de transacción comercial, de ascenso social, y también de escape vital ante un régimen que todo lo controla e intoxica, incluso las relaciones afectivas de los ciudadanos. Un padre poseído por el amor de la carne, un madre ausente y carente de cualquier empatía emocional, un hijo, Leopoldo, que es el reverso triunfador de nuestro protagonista Jacinto Cifuentes, una arribista anterior novia de Jacinto, y ahora esposa de Leopoldo, que utiliza sus encantos sexuales para ascender socialmente. Y una galería de personajes secundarios que hacen avanzar la novela entre absurdos protocolos burocráticos, cuestionarios sin ningún sentido, y pruebas inútiles para seleccionar a esas hembras, o reses, que mediante el patriotismo y la prostitución garantizarán el resurgimiento de una nueva raza nacional.
Resulta estremecedor que el lanzamiento de esta novela por parte de la Editorial Candaya, haya coincidido en el tiempo con la actual epidemia que sacude al planeta. Encendemos la televisión, que, cual Junta Mediática Gobernante, puntualmente nos informa del presente de la epidemia: número de infectados y fallecidos, progreso de la pandemia… ¿Nos hemos convertido quizá en una Nación Vacuna? ¿Somos en realidad personajes de una novela de Fernanda García Lao?
Quizá todo esto ya haya sucedido y no hemos sido conscientes. Como en Nación Vacuna, el presente es una forma de mostrarnos ese pasado que sucedió ante nuestros ojos y del que no pudimos escapar.
Nación Vacuna (Editorial Candaya, 2019) | Fernanda García Lao | 140 páginas | 15 €
‘Nación vacuna’, Argentina ante una epidemia
La Vanguardia
ELENA COSTA
25 marzo, 2020

Nación vacuna
Fernanda García Lao
Candaya. Barcelona, 2020. 140 páginas. 15 €
Novelista, dramaturga y poeta, Fernanda García Lao (Mendoza, Argentina, 1966) plantea en Nación vacuna una curiosa ucronía: ¿qué hubiera ocurrido si Argentina hubiese ganado la guerra de las Malvinas, pero tras la derrota, el ejército enemigo hubiese envenenado las aguas y enfermado a la población, provocando una enfermedad mortal? ¿Y si solo hubiesen sobrevivido en las islas algunos soldados, abandonados a su suerte por la Junta que dirige el país, “un terceto civil”, pues “no quedan militares de rango en tierra”?
Tiempo después, al funcionario Jacinto Cifuentes, vegano a pesar de ser hijo del brutal matarife de un matadero (o sobre todo por eso) y de haber ayudado de niño a su padre en su sangriento trabajo, debe participar en un curioso experimento eugénesico, sin demasiado sentido, para seleccionar a cuatro mujeres que deberán viajar a las islas M. para acostarse con los soldados supervivientes y así la raza argentina pueda sobrevivir. A partir de este despropósito burlesco la novela combina la sórdidez de la historia con un desopilante sentido del humor, cargado de intención, hasta llegar a un desenlace inesperado.
García Lao juega con los dobles y triples sentidos de nación y vacuna, pero también con las relaciones de la alimentación, el deseo sexual y la violencia, a través de capítulos breves que encierran sutiles cargas de profundidad. El resultado es un relato sorprendente, repleto de poderosas imágenes, talento e intención.
SANT JORDI 2020

Jueves 23 de abril, a las 18.30 (hora española) en el canal de la Editorial Candaya, charlaremos sobre Nacion vacuna, en modo virtual.
Los esperamos.
miércoles, marzo 04, 2020
Nación vacuna sale a la ruta

Presentación de la novela, hoja de ruta
CANCELADA por Coronavirus
Barcelona
Miércoles 18 de marzo, 19.30 horas
Lata peinada
Música invitada: Valentina Sandxval
Presenta: Carlos Zanón
Sabadell
Jueves 19 de marzo,
Librerío de la Plata
Club de lectura
Madrid
Sábado 21 de marzo, 18.30 horas
Sin Tarima
Presenta: Florencia del Campo
Granada
Lunes 23 de marzo, 20 horas
Ubu Libros
Presenta: Erika Martínez
Córdoba
Martes 24 de marzo, 19.30 horas
República de las letras
Club de lectura a cargo de Enrique Benítez
Málaga
Miércoles, 25 de marzo, 19 horas
Librería Áncora
Presenta: Vicente Luis Mora
Murcia
Jueves, 26 de marzo, 19.30 horas
Libros Traperos
Presenta: Vega Cerezo
Els divendres de Candaya. Contrapunts
Viernes, 27 de mazo, 19.30
Candaya, Bòbila 4
Tema: El secreto
Palabras iniciales: Fernanda García Lao
Un novelista: Javier Moreno
Un poeta: Toni Clapès
Una bailarina: Noemí Padró
Una cerveza: CitraMango Juice Ipa
jueves, febrero 27, 2020
Nación vacuna, Candaya 2020
Género: Narrativa
Autor: Fernanda García Lao
«Un viaje a la locura colectiva.»
Candaya Narrativa, 65

Primera edición: febrero de 2020
Diseño de la colección: Francesc Fernández
©Imagen de la cubierta: Christian López Walker|Dreamstime.com
ISBN: 978-84-15934-72-1
21×14 cm; 144 páginas
15,00€
Al funcionario Jacinto Cifuentes se le encarga una delicada misión: seleccionar un grupo de mujeres para un «servicio patriótico» en una isla devastada por una guerra reciente y una enfermedad desconocida, que amenaza la estabilidad del país. Así empieza Nación Vacuna, un viaje hacia la locura colectiva, una falsa ucronía donde el engaño altera hasta el absurdo la percepción del presente y de la historia.
En la era de las Fake news, la mentira política y el neoliberalismo radical, Fernanda García Lao relata, con sorprendente y a veces perverso humor, la suerte de estas mujeres arrastradas a un proyecto delirante, donde cualquier intento de rebelión ha sido previsto y anulado por el sistema.
«Nación Vacuna es la memoria argentina de un futuro histórico que ya pasó sin que lo viéramos. Una realidad fantasma que enloquece nuestras percepciones sin que sepamos si se aleja o se acerca, camuflada bajo la telaraña de los días» Juan José Becerra.
«La narradora más rara y original de la literatura argentina contemporánea» Silvina Friera, Página 12.
Fernanda García Lao nació en Mendoza (Argentina), aunque vivió en España desde 1976 hasta 1993. Es narradora, dramaturga y poeta. Ha publicado las novelas Muerta de hambre (Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes), La perfecta otra cosa, La piel dura, Vagabundas, Fuera de la jaula, y los libros de cuentos Cómo usar un cuchillo y El tormento más puro. Ha escrito también los libros de poesía Carnívora y Dolorosa. En coautoría con Guillermo Saccomanno ha publicado la novela erótica Amor invertido y el libro de relatos Los que vienen de la noche. Algunos de sus textos han sido traducidos al francés, al portugués, al inglés, al sueco y al griego.
Ha colaborado en distintas publicaciones a ambos lados del atlántico (Babelia, Revista Quimera, Letras Libres, El Buensalvaje, Página/12, Revista Ñ) y desde 2010 coordina talleres de lectura y escritura.
DE LA OBRA DE FERNANDA GARCÍA LAO SE HA DICHO:
«Hay una ferocidad cómica desviada en lo que escribe la narradora más rara y original de la literatura argentina contemporánea. La más radical por su manera de auscultar y sacar los trapitos al sol de las miserias familiares, por cuestionar y burlarse del rol de las madres, por husmear en las aguas turbias de la incomodidad y regresar a la superficie para escribir como si estuviera perpleja, lisiada y rota por algún pequeño hallazgo, una lucidez que duele.» Silvina Friera, Página 12
«García Lao logra crear, con una prosa exacta y filosa, un apocalipsis de los vínculos. Las relaciones terminan mal, porque es el único destino posible para sus criaturas atormentadas. La herencia, la genética y el azar son cargas que los protagonistas arrastran por las páginas como piedras, que los condicionan a la fatalidad, a lo prohibido y al autoboicot.» Laura Bertolé, Fundación La Balandra
«Desde ya, la estética de García Lao no responde a la doctrina de lo bello, sino a la posibilidad de lo sensible: entre el instinto poético, el gesto teatral y el erotismo onírico, pasando por el realismo más perturbador y los recovecos aterradores del inconsciente, su escritura no se parece a nada y abarca todo el espectro.» Luz Azcona, LATFEM, Periodismo feminista
«Esta extrañeza de lo que se ve y se toca está emparentada con un mundo onírico, o por decirlo con más precisión: pesadillesco. Porque los personajes de García Lao podrían tener esa cualidad. No son producto del amor, claramente, sino del espanto sin límites que engendra la idea de familia.» Mercedes Álvarez, Clarín
«La novela nos enfrenta en un plano de lectura con la dictadura argentina, el autoritarismo, el populismo. Y por otro lado, con la soledad del individuo, la búsqueda de poder, las manipulaciones. García Lao apela a la ucronía, a una suerte de travesía al pasado para hablarnos del presente.» Carlos M Sotomayor, Perú On-line
«Como en todos sus libros, la de García Lao se revela como una imaginación enardecida.» Valeria Tentoni, Revista Acción
«En esta oscura trama pesadillesca, en que la incertidumbre es la única certeza, el presente, convertido en historia delirante, parece anticipar otro presente igualmente absurdo más allá de las páginas, como si la literatura fuera también profecía.» Mónica López Ocón, Tiempo Argentino
«Como en otras narraciones de la autora, la alimentación, el erotismo y la violencia forman un trío inquietante de sentidos que migran. En Nación Vacuna, el deseo muchas veces adquiere el viso de una pasión caníbal.» Daniel Gigena, La Nación
Nación vacuna es una novela cien por ciento argentina porque las formas de la estafa se multiplican desde un discurso quebrado y vacío de sentido, que sin embargo sirve para eslabonar los cuerpos y las conciencias de una sociedad que sobrevive de digerir con fervor sus propias mentiras. Luciana de Mello, Página 12.
Nación Vacuna, la última novela de Fernanda García Lao, comparte varios tópicos vinculados al relato postapocalíptico, pero al mismo tiempo se desmarca de las reglas del género y transita caminos que la hacen diferente, podríamos decir única. José Luis Cutello, Gaceta Mercantil
CINCO CLAVES SOBRE EL LIBRO
1. Nación Vacuna es una novela sobre el poder mediático, burocrático y performativo de los gobiernos contemporáneos: en una sociedad tecnócrata, donde los ciudadanos son tratados como ganado, una Junta administrativa organiza la recuperación de un territorio después de una guerra con una potencia extranjera; para lograrlo, organiza un proyecto de rescate y sacrificio patriótico en el que tres mujeres y unos cuantos funcionarios públicos habrán de enfrentar una epidemia que amenaza la soberanía nacional.
2. Fernanda García Lao es una de las autoras argentinas con mayor proyección en la actualidad. Su prosa, incisiva, llena de humor negro, profundiza en la intimidad de sus personajes de forma casi clínica, diseccionando para el lector una historia que va desde los recovecos más privados hasta las repercusiones públicas de los deseos humanos. Nación Vacuna es un libro que indaga en el combate entre esos deseos íntimos y su colisión con el mundo público.
3. En Nación Vacuna hay un interés por abordar la forma en que los gobiernos interfieren con la vida privada, pero también nos habla de las mascaradas en que las instituciones incurren cuando buscan perpetuar una status quo, una imagen pública, un dominio sobre la población. La mentira política, las fake news, la propaganda y el control de la información, son algunos de los temas de esta falsa ucronía contemporánea.
4. Pero esta es, también, una novela sobre las relaciones afectivas, sobre todo en los momentos de crisis (crisis personal, crisis social, etc.). Los personajes de Nación Vacuna, en especial Jacinto Cifuentes, el protagonista, viven en un mundo fabricado por el ejercicio del poder, donde los vínculos, desde la familia hasta las parejas sexuales, se entienden casi como transacciones comerciales, tráfico de influencias rebeliones o luchas de poder. ¿Cómo afecta a nuestras relaciones personales el mundo político y el entorno de consumo contemporáneos?, se pregunta Fernanda García Lao.
5. Más allá del simbolismo y de la prosa incisiva, Nación Vacuna es una novela que encierra una serie de misterios: ¿qué enfermedad es esa que se esparció en la isla a la que van los protagonistas?, ¿cuáles son las verdaderas intenciones que tiene la Junta de Gobierno?, ¿cuál fue el verdadero desenlace de la guerra?, ¿qué encontrarán los protagonistas a su llegada a esa isla enferma? La estructura del libro, la voz del narrador, nos mantienen en vilo durante la lectura hasta el enloquecido desenlace.
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