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miércoles, agosto 31, 2016

Arribos de poesía

Recién llegados.
Eterna Cadencia.

Zindo & Gafuri, Edulp, Mansalva, Satori y Anagrama y sus novedades en poesía.


Dejamos cinco novedades de poesía y un poema de cada para que puedan asomarse a los libros. Los "versos como latigazos" de Houellebecq, la carne que llama de García Lao, un nuevo libro de Eduardo Rezzano y sus universos dislocados, el segundo poemario de Fernando Araldi Oesterheld, también por Mansalva, y una antología bilingüe de 70 haikus inéditos de Natsume Sōseki.


Configuración de la última orilla
Michel Houellebecq
Anagrama, 104 páginas

Houellebecq poeta. El libro arranca con un poema breve y demoledor:

«Cuando muere lo más puro
Cualquier gozo se invalida
Queda el pecho como hueco,
Y hay sombras por donde mires.
Basta con unos segundos
Para eliminar un mundo.»

Lo que sigue es igualmente poderoso. Versos como latigazos. Crudos: «los hombres sólo quieren que les coman el rabo», leemos en la sección titulada «memorias de una polla». Meditativos: «Todo lo que no sea puramente afectivo deviene insignificante. Adiós a la razón. Ya no hay cabeza. Sólo corazón.» Punzantes: «Quienes temen morir temen, de igual modo, vivir.» Son poemas rabiosamente contemporáneos: un recorrido por el deseo, el dolor, la enfermedad, el amor, la muerte, la ausencia, la indignación, el erotismo, el asco... Su poesía es una imagen especular de su obra narrativa, y en ella asoma también el escritor radical, obsceno, misógino, cáustico, visceral, provocador. Juega a veces con el verso libre, y otras se somete a la métrica canónica y la rima, pero sus versos están siempre al servicio de una mirada desgarrada, sarcástica e insurrectamente lúcida sobre el mundo que le rodea y sobre sí mismo. En este su quinto poemario –que se suma a los cuatro anteriores, incluidos en el volumen Poesía, también publicado en esta colección– emerge Houellebecq en estado puro, destilado en la brevedad lacerante de unos textos que abordan «la cara B de la existencia».


Nocturna
Eduardo Rezzano
Zindo & Gafuri, 68 páginas

Violeta

La delgada línea
entre la hibernación
y la muerte debe ser
traspasada con el
sigilo de la tortuga

No se trata de si la tortuga
sabe o no sabe
que no hay regreso posible
de tan sutil precipitación

Honremos el sinsentido
de su último gesto
la determinación irresponsable
de escribir con su vida
la obra de arte más
terriblemente pequeña



Sueño de la libélula
Natsume Soseki
Satori, 160 páginas

Sōseki, el celebrado novelista japonés, era un escritor poliédrico: divertido, irónico, nostálgico, introspectivo, surrealista, en definitiva, cambiante. A través de sus haikus se pueden apreciar las múltiples facetas de este autor, cima de la Literatura japonesa moderna. Esta antología ofrecer al lector en español una nueva faceta diferente a la del Sōseki novelista pero igual de brillante que esta.
El haiku es una forma de poesía tradicional japonesa de 17 sílabas organizadas en un esquema de tres versos (5-7-5). No tiene título ni rima pues pretende, con la máxima sencillez, transmitir una apreciación de la realidad espiritualizándola y elevándola por encima de su pequeña trascendencia. El haiku, que ha permanecido durante siglos íntimamente ligado con la cultura tradicional japonesa, actualmente se ha universalizado de tal manera que podemos considerarlo finalmente, patrimonio del ser humano.


Tras estallar
un relámpago, luce
su azul el mar.



Un veneno de sí
Fernando Araldi Oesterheld
Mansalva, 64 páginas

Palabras que parecen surgir de un silencio, el blanco que las rodea y que les da el contorno de versos. Pero no se trata de una alternativa, aunque fuese poética, entre decir y no decir, sino que más bien lo escrito se torna necesario, urgente, es “lo que no se puede dejar ir”, una suerte de presencia que no deja de ausentarse. La poesía de Fernando Araldi Oesterheld tiene entonces un tono de pregunta que se acerca a la plegaria. “¿Para qué seguir naciendo?”, se pregunta. Aunque sea un interrogante imposible, ya que el nacimiento debe ser el acto que nadie puede decidir. ¿A quién se dirige? Quizás a la ausencia de alguien, al retraimiento de algo. Es como un rezo murmurado que se eleva al rango de oda, pero no hay nadie en el cielo que esté escuchando. Sólo está la página, su blanco, y el ritmo de palabras que la oscurecen por instantes, por raptos. Tampoco es posible preguntar para qué seguir escribiendo. En las imágenes que cada puñado de versos hace resplandecer, se contradice a la vez el acto mínimo de manchar de palabras un silencio y se justica de alguna manera. Como diría Mallarmé: qué importa que esos brillos no se dirijan a nadie en particular, de todos modos están ahí, registran el pasaje de cuerpos y de cosas por una película sensible, escrituras de luz. Entre la noche y el blanco, Un veneno de sí prende un fogonazo de intensa vitalidad, sigue naciendo a cada paso. Silvio Mattoni

y siempre no entender
cómo en su cruz la belleza se contiene
de hacer nido entre las sombras



Carnívora
Fernanda García Lao
Edulp, 70 páginas

Abrir un libro de poemas de Fernanda García Lao es como meterse en un laboratorio de la lengua. Y en la entrada de ese laboratorio irrumpe esta advertencia: "Leer y escribir para no sentir el cuerpo es una forma de suicidio". El cuerpo, en Carnivora, será entonces el territorio sobre el cual la lengua se desplace como un ejercito sediento, voraz, animal.

principio de felicidad
las hojas movidas por el viento
cabeza de gato y atrás
alita enervada
o vertical, renga
de vuelo
el cuerpo es un trozo
de carbón
que bombea la muerte
hombre pájaro
en desorden
se paraliza frente a un cielo
ajado
de nubes mamíferas
movimiento simple
de un objeto
más


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lunes, agosto 01, 2016

García Lao: "Después de tanta narrativa tuve la necesidad de volver a la poesía"

TELAM
31/07/2016

Juan Rapacioli


"CARNÍVORA", PRIMER POEMARIO DE FERNANDA GARCÍA LAO, ESTÁ COMPUESTO POR UNA SERIE DE POEMAS QUE SE SUMERGEN EN EL INTERIOR DEL CUERPO PARA VIAJAR, CON INTENSIDAD, HACIA EMOCIONES VIOLENTAS, FORMAS DE LA SEXUALIDAD, SUEÑOS MONSTRUOSOS Y AGUDAS REFLEXIONES SOSTENIDAS POR UNA VOZ QUE SE MIRA A SÍ MISMA PARA VER UN MUNDO EN CONSTANTE TRANSFORMACIÓN.
etiquetaslibroculturapoema

"Abrir un libro de poemas de Fernanda García Lao es como meterse en un laboratorio de la lengua", dice el escritor Hernán Ronsino en el prólogo al poemario publicado por la Editorial de la Universidad de La Plata. Y, luego, sostiene que en "Carnívora" el cuerpo "será entonces el territorio sobre el cual la lengua se desplace como un ejército sediento, voraz, animal".

García Lao (Mendoza, 1966), seleccionada por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2011 como uno de "los secretos mejor guardados de la literatura latinoamericana", es autora de las novelas "Muerta de hambre", "La perfecta otra cosa", "La piel dura", "Vagabundas" y "Fuera de la jaula", así como del libro de cuentos "Cómo usar un cuchillo". Además escribió, con Guillermo Saccomanno, el libro "Amor invertido".

En diálogo con Télam, la escritora habló sobre el origen, la forma y la construcción de su primer poemario. "El cuerpo es el primer mapa que tenemos. A partir de ahí, entendemos el mundo. No es un traje que llevamos puesto. El cerebro, como órgano de entendimiento, está sobrevalorado. Yo me relaciono físicamente con las ideas".

- Télam: ¿Cómo nació este poemario? ¿Hubo un proyecto de libro o los poemas le fueron dando la forma?
- Lao: La verdad es que los principios se me difuminan siempre. Creo recordar que el poema que dio origen a "Carnívora" fue uno que dice "Ahí voy de nuevo/ a sumergirme en ese lago/en el que habita/mi ser intermitente". Es el recuerdo de ese estado lo que tengo. Un estado con escafandra incluida. La escritura como inmersión. No puedo entender la poesía con la cabeza afuera. Después de tanta narrativa tuve la necesidad de volver a la poesía. Que es como volver a uno. Pero no le di entidad hasta que fueron varios poemas. Ya no eran disparos sueltos, se estaba armado una guerra. Yo pólvora, víctima y victimario. Otra cosa absurda que me pasó es que arranqué el libro sin comer carne. Cada tanto, abandono la masticación de mamíferos. Pero me agarró una anemia tremenda. Y tuve que comer. Hacerme cargo de que esas muertes me hacían bien. De que vivimos a costa de otros. Entonces, en un intento frustrado por justificarme, el libro pasó a llamarse "Carnívora por necesidad". Duró poco. Afortunadamente, Facundo Abalo, el editor de Edulp me sugirió regresar al título original.

- T: A través de la lectura, el cuerpo se convierte en una especie de teatro del mundo: un escenario donde se suceden diversas batallas, desde las íntimas hasta las sociales, dando cuenta de la presencia o ausencia de un otro...
- L: El cuerpo es el primer mapa que tenemos. A partir de ahí, entendemos el mundo. No es un traje que llevamos puesto. El cerebro, como órgano de entendimiento, está sobrevalorado. Yo me relaciono físicamente con las ideas. Aparecieron así para mí. Ya de muy chica me había llamado mucho la atención eso de que el Verbo se hizo Carne. ¿Qué es eso? Me parecía una cosa inquietante y oscura. Recuerdo una de mis primeras visitas con el colegio al Museo del Prado. Quedarme paralizada frente a las pinturas negras de Goya. Sobre todo aquella de Saturno devorando a un hijo. Un hijo. Uno cualquiera. Una monstruosidad enmarcada que mis compañeros pasaban de largo. Mi cosmogonía está hecha de cuerpos. Las palabras también. Son como animales hambrientos.

- T: Hay una insistencia: la imagen de la cama como lugar sexual pero también onírico, reflexivo y de transformación continua...
- L: Claro. Desde el parto hasta el foso, es el lugar que más visitamos. Además tengo unos sueños muy brutales, llenos de bichos y experiencias perturbadoras, que sin embargo no considero pesadillas. No me asustan, me completan. Además, te digo, casi todos estos poemas me asaltaron en la cama. Antes o después de dormir. En la mesa de luz tengo mi libretita de atrocidades nocturnas.

- T: ¿Abordás de manera diferente la escritura poética que la narrativa o es parte de un mismo proceso?
- L: Es sutilmente distinto. Yo puedo forzar a la narrativa con mucha naturalidad. Decido cuándo y cómo, puedo corregir varias cosas a la vez. Enseguida la voz de los demás, los ritmos que construyo, las tramas, se hacen tan potentes que casi no me necesitan. Con la poesía no puedo ir tan rápido. Siento que construyo una miniatura que necesita un pulmón, uno diminuto que requiere de todo mi entendimiento. Pero en ambos casos, lo que me guía es la revelación del lenguaje. Es lo que intento hacer, no sé si me sale. Voy contra lo que sé.

- T: ¿Cuál fue tu primer contacto con la poesía? ¿Qué autores te marcaron?
- L: Mi primer contacto debe haber sido en la escuela, en Madrid. En la primaria. De la mano de Góngora y Quevedo. Y claro, mis primeros intentos, a eso de los doce, se debatían entre el exceso de retórica de uno y la irreverencia cómica del otro. O sea, un desastre. Cuando apareció Santa Teresa los desbancó a ambos. Su pulsión erótico mística fue toda una revelación. De ahí salté a Apollinaire, a Baudelaire, a Rimbaud.

- T: ¿Crees que se puede pensar en una función de la poesía?
- L: Sí, claro. Su función es el desvío. Abandonar la calle principal del lenguaje, tan gastada. Y perderse con estrategia.

- T: ¿Qué es lo que te parece que hace a un poema valioso?
- L: Para mí, un poema es como una adivinación. Un acto en los límites del lenguaje. Pero además, tiene que hablarme al oído. Es como una conversación nocturna, el tren en movimiento. Cada tanto ves la luz de las estaciones. Y volvés a la oscuridad.

- T: ¿Qué autores destacás de la poesía contemporánea?
- L: Ted Hughes, Vasko Popa, Joyce Mansour, Mina Loy, Miguel Ángel Bustos. Sí, ya sé. Están muertos. Pero tan vivos, que asustan.

miércoles, julio 27, 2016

Carnívora en estado de gracia



Por Guillermo Saccomanno

Al Poder no le gusta que el arte se conecte con lo político, la escritura con lo político. Es decir, el uno con el todo. Para quien escribe, escriba lo que escriba, lo político está en el lenguaje. En este plano, en el lenguaje, es donde Lao se rebela contra las normas del habla y el discurso público al buscar un sentido en el caos y en lo subterráneo. Tanto en sus ficciones como en su poesía, Lao se rebela contra los modos – mejor dicho “los buenos modales” – que el sistema espera de la poesía, una lírica que consensúe. Brecht dijo que la verdad tiene un tono, que hay que saber cómo encontrarlo. En lo personal – desde qué otro lugar puede hablarse cuando hablamos de poesía -, estoy convencido de que Lao escribe en la noche buscando un tono, una verdad. Diría entonces: la poesía como expresión del ser autodesterrado de la normalidad y también como vidente, interpretando el dolor, el propio y el ajeno y, a la vez, volviendo natural la paradoja, manifestando en la herida la felicidad de la escritura. Me gusta imaginar a quien escribe poesía como exorcista. Pero, ¿se pueden acaso extirpar los monstruos y deformidades del sueño donde se hacen carne? La poesía suele intentarlo. Y este es el caso de Lao con sus percepciones más próximas a la verdad de nosotros que cualquier interpretación psi bien intencionada. Hablo de lo salvaje, lo reprimido.

Al pensar en la antinomia bastante falsa narración/poesía, me pregunto por qué no pensar estas dos escrituras como complementarias. Es aquí donde Lao irrumpe con un gesto infrecuente. Escritora de teatro, escritora de novelas, escritora de cuentos ahora se presenta como escritora de poesía, una poesía que me gusta leer como conjunto de relatos que, en lo profundo, se constituyen como autorretrato y grito. En estos poemas que componen “Carnívora” habitan los integrantes de un zoo onírico en el que conviven desesperaciones, temblores, llagas y coágulos. En efecto, hay que mencionar la sangre, la sangre se siente al leer a Lao. Extremando, diría que escribe con sangre. Su tinta es sangre. Así se lanza a una cacería. Lo que evidencia: la tensión dialéctica carne y espíritu. Leamos lenguaje en vez de espíritu, leamos la búsqueda de esta, a menudo, imposible fusión. Acá surge una violencia que proviene de lo sagrado, la palabra, porque en el hecho poético la palabra se reviste de un orden sagrado. A diferencia de la narrativa – las novelas, los cuentos – donde la palabra cumple un rol utilitario, situar al lector en una convención de lo que es “la realidad”, en la poesía, en cambio, la lengua no se propone como representación sino como revelación. El alumbramiento va en contra del orden establecido, subversión del cuerpo y también de la palabra, encuentro entre uno y otra que socavan el maniqueísmo. Lao se cuenta, cuenta y nos compromete en los escritos de la niña-tiempo, escritos a dentelladas.

Según Girard el sacrificio es a la vez tan santo como criminal. Ya en la tragedia griega el asesinato cumple una función ritual. El carácter sagrado de la víctima, que al ofrecerse asume el asesinato y libra el acto de su carácter penal. En su poesía Lao se inmola y a la vez se mira en el espejo en que la otredad la observa en visiones impiadosas, desquiciadas en un aullido. Porque la poesía hace esto, sustituye con belleza lo horrible de nuestras llamadas partes íntimas, las que no se ven sino en quirófanos y morgues. Pero donde más nos encontramos es en ese silencio abismo de lo que no se pronuncia sino que se alude, un abismo que nos atrae con su lectura, la lectura entendida como complicidad en la violencia ceremonial de los cuerpos que buscan su nombre en el destello de una frase, un giro, un punto. Esta lectura reclama tanto saltar al vacío como complicidad en el salto. Tendremos entonces que asimilar lo animal con lo humano. Y viceversa. Animalizar lo humano, digo. En el zoo, nuestros dobles, somos esa taxonomía. De esto se trata también el sacrificio: eviscerar los sueños. Lao se presenta con una poesía que media entre nosotros y otra cosa que no se nombra pero se conoce y angustia. Si no se la nombra es porque, como en el zen, el insight resulta intraducible. Estamos, ni más ni menos ante la función sagrada de la palabra poética. “Ingresar en la poesía de Lao, en la opinión de Hernán Ronsino, “es ingresar en un “laboratorio de la lengua”. Y también: “El cuerpo, en “Carnívora” será entonces sobre el cual la lengua se desplace como un ejército sediento, voraz, animal”.

Después de redactar estos apuntes, vuelvo a la lectura de Lao. Leo a Lao una y otra vez. Y me doy cuenta de que me pasa lo que no siempre pasa: en cada lectura ingreso en una zona de misterio donde se empiezan a escuchar voces, todas las voces que puede ser ella. Quiero subrayarlo: el dolor en estado de gracia, una experiencia nocturna.


(Este texto fue parte de la presentación de Carnívora, de Fernanda García Lao, en el Museo de Ciencias Naturales de la ciudad de La Plata.
El libro fue editado por Facundo Abalo para Edulp. Editorial de la Universidad de La Plata, julio 2016).

martes, julio 12, 2016

Carnívora en La Plata

El CRONISTA
CARTELERA 11.07.16 | 06:50
Fernanda García Lao desata su poesía voraz en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata




La reconocida escritora presentará su nuevo libro de poesía "Carnívora" (Edulp) el próximo jueves 14 de julio a las 19:00 hs.
En un marco único, entre animales embalsamados y restos fósiles que forman parte del mítico Museo de Ciencias Naturales, la escritora Fernanda García Lao, en conjunto con la Editorial de la Universidad Nacional de La Plata, presentarán "Carnívora", su primera obra poética, que forma parte de la colección Ficción de la Editorial en la Serie Poesía.
La presentación comenzará a partir de las 19:00 en el Museo (Paseo del Bosque s/n) y estará a cargo del reconocido escritor, Premio Nacional de Literatura, Guillermo Saccomanno. La entrada será libre y gratuita.
El evento cuenta con la particularidad de ser la primera vez que la Editorial de la Universidad de La Plata, realiza una presentación de un libro en el Museo ubicado en pleno bosque platense. Además de este primer evento, el libro también contará con una segunda presentación en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el mes de agosto.

Sobre el libro, por Hernan Ronsino:

"Abrir un libro de poemas de Fernanda García Lao es como meterse en un laboratorio de lengua. Y en la entrada de ese laboratorio irrumpe esta advertencia: Leer y escribir para no sentir el cuerpo es una forma de suicidio. El cuerpo, en Carnívora, será entonces el territorio sobre el cual la lengua se desplace como un ejército sediento, voraz, animal.
El cuerpo tomado por la palabra más desnuda. Un poema no es otra cosa que los restos de un náufrago: "a la deriva/ con la serenidad del que se hunde"

Sobre el libro, Antoni Casas Ros:

"Hay en Carnívora un salvajismo galáctico, los cuerpos de las palabras que chocan en combate en el espacio interior del lenguaje. Quedan sólo el nervio y la carne, la intensidad erótica. Suponemos que muchas palabras están muertas. Y las que quedan dan testimonio de esa batalla interior. Filtrando esas lavas se crea el juego de colores, una vivacidad vegetal percibida con una invitación a lanzarse a la sombra, al caos y su magma fértil para descubrir allí sus gemas…"

Sobre la autora:

Fernanda García Lao (Mendoza, 1966) fue seleccionada por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2011 como uno de "Los Secretos mejor guardados de la literatura latinoamericana".
Vivió en España desde 1976 hasta 1993. Es escritora, dramaturga y poeta. Publicó las novelas Muerta de hambre (1º Premio del Fondo Nacional de las Artes). La Perfecta otra cosa (3º Premio Cortázar). La piel dura, Vagabundas y Fuera de la jaula. Así como el libro de cuentos Cómo usar un cuchillo. En 2015, publicó Amor invertido en coautoría con Guillermo Saccomanno. Escribió para distintas publicaciones a ambos lados del océano (Babelia, Revista Quimera, Letraslibres, El Buensalvaje, Página/12, Revista Ñ).
Algunos de sus textos han sido traducidos al inglés, al francés, al portugués, al sueco y al griego para revistas digitales y en papel. Ha publicado en Francia, México y próximamente en Costa Rica.

martes, junio 28, 2016

Presentación de Carnívora

¡El jueves 14 de julio corporícense en La Plata! Basta de centralismos. Nos metemos en el Museo de Ciencias Naturales para presentar Carnívora, mis poemas primeros. Estaremos con la plana de Edulp, comandada por Facundo Abalo junto a Guille Saccomanno, a los pies de un dinosaurio. Me emociona y me perturba leer y atravesar salas llenas de seres cristalizados.
Ojalá se contagien de oscuridad conmigo.

Taller en Billar de Letras: Inventario (im)personal

CURSO DE NARRATIVA INTERNACIONAL Comienza con: Fernanda García Lao (Argentina) Inventario (im)personal: Narrar desde los objetos. Memori...