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sábado, agosto 01, 2015

Vagabundas



Estudio básico preliminar del comportamiento nómade, sin atender al género.

1. Por qué. La pobreza, el hambre, la codicia, los problemas judiciales, las desavenencias conyugales, la curiosidad insasiable o el incorformismo atroz encienden los motivos de la huida.
Sin embargo, lo circunstancial es una mera excusa.
Habría que considerar el factor genético. El nomadismo sería hereditario. O contagioso.

2. Quiénes. Los primeros exploradores, conquistadores o cruzados fueron principalmente traficantes, aristócratas, hidalgos, criminales, rufianes y bribones. De ese material humano excrable descendemos. La suma de carroñas foráneas dio como resultado esta humanidad, aparentemente seria y responsable. Sin embargo, varios siglos después se ha invertido el asunto. El sujeto que parte pertenece a otra especie: un desacomodado económica, espiritual o políticamente. Un buscador de cielos, un fanático de lo imposible. Los rufianes operan sin moverse de su condominio.

3. Cómo. En la Antigüedad se viajaba tan lentamente que la gente con tendencia al descanso y el confort desistía y desconocía el mundo. El conocimiento es agotador. Los que sí atravesaban el océano en precarios cascarones confiaban en obtener fortuna. A cambio, padecían infecciones, olían a pis, tenían liendres, tifus, peste y sufrían accidentes de todo tipo: por herida cortante, naufragio, traición, caída, hurto del compañero o asalto del pirata de turno. Con el advenimiento del progreso, los traslados se hicieron más tibios, en aparatos desodorizados. En la actualidad, hay un ejército de serviciales mucamos que hacen cómodo el periplo, a un costo razonable. El viajero ha perdido independencia en el trayecto. Es un condenado al tour, a la visita guiada, a la memoria acotada de estudiante de turismo. El viajero es castigado al recorte histórico y a la generalidad vana.

4. Progresión. Tras los vándalos transpirados y sin escrúpulos, llegaban los colonos y sus mujeres. Los primeros saqueaban y los segundos comerciaban lo saqueado. Ellas pasaban el trapo. Así crecieron las naciones. Las industrias más desarrolladas durante el siglo XX han sido la armamentística y la desinfectante. Un muerto requiere mucha higiene. La sangre deja huellas.

5. Salvedad. Las viajeras de mi interés son las que parten sin razón. Su disfrute es el viaje en sí. Tienen un individualismo muy superior al de sus pares varones. No van en grupo. No esperan elevar su status, sino perderlo. Viajar para ellas es sinónimo de liberación, siginifica desprenderse del destino de pastoreo para el que han sido criadas. Las viajeras son ovejas descarriadas, incluso antes de hacer la valija.

jueves, marzo 21, 2013

Tratado de la errancia

Extracto de Vagabundas
El Ateneo 2011




Preámbulo
De hurtos y periódicos encontrados en la arena, obtuve información fundamental para confeccionar este listado, que es una promesa de autoconstrucción. Las Evadidas vinculadas al principio errante y yo, deberíamos ser una. Con ellas, soy extraordinaria. Sin ellas, una serpiente sin veneno.

- Ludfila alimenta mi costado romántico/naif: Simpleza provinciana.
- Sylvia desarrolla mi yo snob: Imprevisibilidad.
- Isabelle es el yo desnudo: más allá de la superficie.
- Elizabeth: mi estado de orfandad.
- Isabella simboliza la incorrección: Mis pésimos modales.
- Emilia soy yo, como personaje ficticio: El exceso de asunto.
- Eugénie, la verdad: mi Liberación, o la Síntesis.

LSIIEE: La señorita inefable e indómita Eusebia Escobar.




1. Ludfila Booz
(Wulfila Edita Maria Wignard Von Triuwag)
(1841-19??)
Nacionalidad: Desconocida
Género: Mujer
Ocupación: amante, exploradora.
(Solenopsis desterrata)
Características: Ambigua, enigmática, servicial.
Qué hacía en 1904: Buscaba la fuente de la Juventud.

Wulfila Edita Maria Wignard Von Triuwag fue una viajera infatigablemente vilipendiada. Sus intimidades la convirtieron en un éxito. Su discreción no le había servido para nada. Mientras su amante y gurú sentimental era condecorado y tratado como un héroe de guerra, ella debió permanecer en casa clasificando dientes de cocodrilo. La Reina Victoria nunca la aceptó en la corte. La sociedad londinense tampoco.
“Fue hallado en Londres un viejo diario femenino. Expertos coinciden en atribuirlo a la amante de uno de los exploradores más brillantes de todos los tiempos, cuyo nombre nos está vedado. Además de relatar sus viajes, la señorita Von Triuwag abunda en episodios eróticos sobre los árboles”. (Extraído de un diario local, sección Curiosidades)
La expedición más recordada que realizaron los amantes fue a Etiopía en 1904, en busca de la fuente de la Juventud. Sin éxito. Sin embargo, embotellaron, comercializaron y distribuyeron un novedoso aceite extraído de la joroba de camellos vivos, muy eficaz para combatir dolores de espalda.
Según la señora del ático: “...la pobre Wulfila padeció enfermedades contagiosas, brotes, intoxicaciones, hambre, heridas de animales salvajes y de lores sueltos, motines de tribus exaltadas y hurtos varios. Además de chocitas sin retrete, climas agrestes y el hecho de tener que cortar jorobas mientras su amante esperaba a la sombra. Era alérgico”.
Según su amante, tenía "sangre fría para lidiar con salvajes. Además de ser sumamente colaboradora y eficiente. En sus días de descanso embotellaba conservas, cosía mis pantalones y preparaba la celebración del té en medio de la selva. Siempre con una sonrisa y algún botón desbrochado. La mujer ideal...”
El falso héroe murió en su casa de Times Square en 1895, al resbalar con un colmillo en la ducha. Ella sorprendió al mundo con sus escritos eróticos en 1946. Desde entonces, se desconoce su paradero.


* Nota de G: Wulfila Booz sería una tergiversación de Florence Baker, conocida como La dama del Nilo por sus viajes a África, junto a su amante esposo Sir Samuel Baker. Las frases entre comillas serían auténticas.

viernes, noviembre 30, 2012

Vagabundas

Hoja 2.
El día que me vaya, el cielo se va a romper en mil pedazos. Mi felicidad lo va a quebrar y entonces todos podrán ver lo que se ocultaba detrás del cristal. Peces de aletas turbias.
Me tiro sobre Manuel y corro con los pies al revés. Voy dejando surcos violetas entre las estrellas. He caminado mucho allá arriba, aunque mi cuerpo este sobre el médano. El y yo, anestesiados o moribundos, corremos carreras frenéticas en el cielo.

Hoja 3.
Siento una especie de odio hacia las mujeres oveja. Se rasuran para disimular la lana que les crece hasta las orejas. Son ordeñadas y tratadas colectivamente porque es imposible diferenciar una de otra. Además, me agobian sus balidos. Los pastorcitos que las acarrean también son desagradables. Me asusta que me confundan y acelero mis planes. Y mis pies. Este pueblo está lleno de soretes de cuadrúpedo.
A la gente común no le gusta que nadie escape de lo previsible. Les recuerda demasiado su propia condena a perpetuidad.

Anotaciones (tristes) al margen
Mi madre ha muerto. Todo lo que sentía se ha paralizado. Ni siquiera tengo deseo de partir. Ahora no soy nadie, no tengo principio. En casa reina el vacío. Ella nombraba las cosas y todo se ponía en marcha. Sin nombre, nada existe.

Las Cuevas se pasan el día llorando. Sobre todo Rita. Barre la arena que se extiende por todos lados y la escupe. Dice cosas feas. Sus padres fueron enterrados en el huertito de atrás. Al lado de su papá, nacieron un montón de rabanitos.

Fragmentos de Vagabundas (ed. El Ateneo, 2011)

viernes, agosto 26, 2011

Vagabundas

(10)

Demetrio juntaba su semen en vasos de vidrio. Era una actividad ociosa. A pesar del contenido filosófico. Le gustaba imaginar los millones de Demetrios que albergarían aquellos úteros fríos.
Después de llenar los cuerpos de vidrio, acomodaba en el alfeizar a su frustrada descendencia. El sol resplandecía y reflejaba su multiplicidad. Los hijos se secaban y formaban una costra. Al cabo de dos días, los enjuagaba. Seguro de ser irrepetible.

lunes, julio 25, 2011

Por qué seremos tan nómadas

Fernanda García Lao, hija de un conocido periodista mendocino, vuelve a impactar en la escena literaria.



Fernanda García Lao, la autora mendocina radicada en Buenos Aires, vuelve a transitar el deseo femenino en su novela “Vagabundas”.









Diario Los Andes
Supemento Estilo

Domingo, 24 de julio de 2011

Apenas abrimos “Vagabundas”, Fernanda García Lao nos avisa: “Este libro admite el desorden. Abierto a lectores nómadas y erráticos”.

De entrada, te invita a irte por los márgenes. Así que vale, antes que nada, asomarse a su blog y hallar novedades. ¿Qué hay? Pues un fragmento llamado “Analogías y diferencias (Hojas sueltas con manchas de grasa. Previsiblemente medialunas)" que dice: “Cualquiera distingue entre las mujeres domesticadas (hembra helecho) y las osadas (hembra móvil).

Las primeras son seres orgánicos, fáciles de conseguir: en todas las casas hay una. Muy usadas como ornamentales, tienen tendencia a la cosificación. El cuerpo vegetativo de las hembras helecho se lleva bien con la humedad y la sombra".

Esas miguitas de literatura clasificatoria, de atajos textuales, de book de la almohada, se desparraman en el interior de “Vagabundas”, la novela sorprendente que acaba de lanzar El Ateneo y que ya ganó una mención en el Premio Internacional de Novela Letrasur 2010, cuyo jurado estuvo integrado por Martín Kohan, Claudia Piñeiro y Juan Sasturain.

La obra se abre con un adiós: “Eusebia le anuncia a su hijo Demetrio que está pronta a partir y que probablemente nunca regrese. Todo sucede en un hotel solitario, situado sobre la costa de la provincia de Buenos Aires. A partir de allí, las historias se van entrelazando y la ausencia de Eusebia es como un fantasma que todo lo contiene”.

¿Quiénes son las vagabundas, pues? Las que, como Eusebia, han seguido el rumbo de sus heroínas, “mujeres que no consideran que deban atarse a sitio ni hogar alguno y cuyas biografías -recopiladas y alteradas por ella- cierran la obra”.

Mujeres, en síntesis, que han hecho del viaje su ‘cuarto propio’. A instancias del relato, el deseo femenino ilumina una elección vital: irse, no para buscar la felicidad sino para encontrarla en el camino...”

Si el poema de Alejandra Pizarnik escindía al sujeto -“explicar con palabras de este mundo que partió de mí un barco llevándome”- la narrativa de García Lao, tal como afirma Genovese, “agita el fantasma de otro terror: ser invadido por el engendro del otro, que nos terminará poseyendo”.

Entonces, el vagabundeo como espacio de privilegio, como indagación sobre el cuerpo propio.
Entendamos: “Eusebia había heredado la sed de ruta de Escobar. Siempre había odiado el ancla, el viento, la escollera y los manteles bordados. Desde muy chica, se sentaba al lado de la puerta, sospechando un intrépido más allá”.

Por eso el libro tensará el género hacia otras orillas, más inestables, y hablará de los ‘Tipos de escape’, mientras salta de anotaciones al margen, cuadernos de datos, hojitas supletorias y anexos que construyen y deconstruyen la búsqueda personal de una mujer.

Ejemplo: “Cualquier tipo de Vagabunda -de ciudad, de campo, de desierto- se viste como si fuera un hombre para pasar inadvertida, adopta posturas masculinas, disimula la voz e incluso el cuerpo. Suele utilizar seudónimos, travestismos en el decir y modificaciones en el ánimo. Todo por temor. Los hombres se comportan como lobos con las rebeldes”.

Costureta textual de intensos diálogos, la autora parece escribir, por momentos, un guión. En todo caso, el libro avanza por una frontera sinuosa donde el diario íntimo, la acotación y la charla, construyen una estructura siempre amenazante.

Más en este plano, la biografía de Fernanda García Lao puede resultar tan interesante como cualquiera de sus obras. Nació en Mendoza, en 1966. Diez años después, la familia se exilió en Madrid, donde residió hasta 1993, año en que se instaló en Buenos Aires.

Ya nos lo había dicho: “Mi vida se podría entender por zancadas: infancia mendocina, adolescencia madrileña, etapa Buenos Aires, idas y venidas pa' aquí y pa' allá”.

Más allá de su notable trabajo como dramaturga y actriz, publicó las novelas “Muerta de hambre” (1° Premio del Fondo Nacional de las Artes), “La piel dura”, la nouvelle “La perfecta otra cosa” (3° Premio Cortázar), así como obras de teatro, cuentos y artículos.
Es claro que, con el tiempo, ha sabido convertir en virtud ese “permanente circular” y su desnorte. Mariana Guzzante - mguzzante@losandes.com.ar

sábado, julio 09, 2011

vagabundas


Libros: Sinopsis de Vagabundas
Esta sorprendente novela de Fernanda García Lao se abre con un adiós. Eusebia le anuncia a su hijo Demetrio que está pronta a partir y que probablemente nunca regrese. Todo sucede en un hotel solitario, situado sobre la costa de la provincia de Buenos Aires. A partir de allí, las historias se van entrelazando y la ausencia de Eusebia es como un fantasma que todo lo contiene. Ella ha seguido el rumbo de sus heroínas, las Vagabundas del título, mujeres que no consideran que deban atarse a sitio ni hogar alguno y cuyas biografías -recopiladas y alteradas por la propia Eusebia- cierran la obra. Con una prosa exquisita y de una transparencia notablemente trabajada, García Lao logra un texto que atrapa desde la primera página a partir de su sutileza para construir personajes y armar climas. Construye de este modo un mundo muy personal donde el deseo femenino encuentra una nueva manera de contarse. Vagabundas ganó una mención en el Premio Internacional de Novela Letrasur 2010, cuyo jurado estuvo integrado por Martín Kohan, Claudia Piñeiro y Juan Sasturain.

sábado, junio 04, 2011

Vagabundas


Analogías y diferencias (Hojas sueltas con manchas de grasa. Previsiblemente de medialunas.)

Cualquiera distingue entre las mujeres domesticadas (hembra helecho) y las osadas (hembra móvil) Las primeras son seres orgánicos, fáciles de conseguir: en todas las casas hay una. Muy usadas como ornamentales, tienen tendencia a la osificación. El cuerpo vegetativo de las hembras helecho se lleva bien con la humedad y la sombra.

Taller en Billar de Letras: Inventario (im)personal

CURSO DE NARRATIVA INTERNACIONAL Comienza con: Fernanda García Lao (Argentina) Inventario (im)personal: Narrar desde los objetos. Memori...