sábado, marzo 01, 2025

Cuando el olvido es recuerdo y el recuerdo es olvido

De Redaccion-2 26 febrero 2025 Crítica
REPÚBLICA DE LAS LETRAS
La escritora hispano-argentina Fernanda García Lao (Mendoza, 1966) ofrece una vuelta de tuerca al género autobiográfico con un particular homenaje al Me acuerdo de Perec que, celebrando las desmemoria, acaba por reivindicar desde otro ángulo las huellas de nuestro paso por el mundo.
© ANNA MARIA IGLESIA
«No me acuerdo si escribo para desfasar hacia atrás o hacia adelante. Chupo la corteza de lo real hasta dejarla blanda como una seda china». Esta es una de las últimas anotaciones de Fernanda García Lao en (no) me acuerdo (Kriller71). En concreto, es la 228 de un total de 231 anotaciones, todas ellas construidas a partir de un no recuerdo. A priori, García Lao parece situarse en la antítesis de Georges Perec y de su icónica obra Me acuerdo; de hecho, mientras Perec comienza cada una de sus anotaciones con un «Me acuerdo», la escritora argentina comienza con una negación del recuerdo, negación que es corregida por el recuerdo que posteriormente aparece. Porque García Lao no se acuerda, pero se acuerda.
La lectura de García Lao se vuelve particularmente estimulante. Si pensamos al libro como un todo, este texto comienza desde el propio título y desde su grafía: la autora sitúa la negación entre paréntesis y, de esta manera, la negación está y, al mismo tiempo, deja de estar. ¿Cómo leer, por tanto, ese «no»? Ese «no» entre paréntesis funciona, precisamente por estar entre paréntesis, como afirmación del recuerdo —me acuerdo—, pero, al mismo, tiempo funciona como cuestionamiento.
Edita Kriller71
Porque estar entre paréntesis es estar y, por tanto, indudablemente ese «no» condiciona la lectura, pero, sobre todo, subraya que el recuerdo es, por definición, una forma de desmemoria. En otras palabras, el ejercicio de recordar es inseparable del de olvidar, pues todo recuerdo está envuelto o, mejor dicho, atrapado entre paréntesis de los olvidos. El libro comienza y termina aludiendo al ejercicio de la escritura: García Lao confiesa, al inicio, que no recuerda cuando inauguró «la necesidad de la escritura ni cómo era el mundo antes de eso» y, al final, confiesa que tampoco recuerda cómo ha llegado hasta aquí, hasta esa última página. Y, sin embargo, sabe perfectamente y así lo escribe que su escritura a lo largo de las 231 anotaciones. Ha sido un constante marcar las ausencias, apuntar hacia ellas, traerlas hasta el presente inmediato de la escritura.
En este sentido, García Lao dialoga también con Me acuerdo, el libro que Martín Kohan tituló de la misma manera que Perec. Kohan reconstruye, a través de fragmentos y anécdotas, parte de su vida y confronta su recuerdo con el de los demás, en concreto con el de una generación, la suya, que, aunque habiendo vivido lo mismo, no necesariamente recuerda de la misma manera. El contraste entre dos o más recuerdos en parte está también en la obra de García Lao, pero no porque haya otras voces, sino porque la propia voz que (no) recuerda parece por momentos dudar de sus (no) recuerdos. De hecho, cabe volver a ese no entre paréntesis porque funciona también como expresión constante de la duda que siente la narradora.
(No) me acuerdo dialoga directamente con otro de los libros de García Lao, Autobiografía con objetos. Allí construía una especie de relato de memoria a través de los objetos y la relación que con estos la narradora establecía. Las relaciones, las vivencias y los sentimientos quedaban inscritos en los objetos, que funcionaban también como espejo reflector del yo narrador. En esa «autobiografía» no se excluían los olvidos, sino que aparecían y, al aparecer, eran reescritos, porque si hablamos de olvidos hablamos de ausencias reescritas traídas al presente.
De ahí que, aunque parezca contradictorio, saber que se olvida es ser consciente, en realidad, de la imposibilidad del olvido y de la pregnancia del recuerdo. De ahí ese niño que no llegó a tenerse sigue estando ahí, en un olvido, que, en realidad, es un recuerdo porque está ahí, porque la consciencia de haber olvidado es también una forma de recuerdo.
La escritora Fernanda García Lao García Lao fue finalista del premio Setenil, en 2024, con su ‘Teoría del tacto’ (Candaya)
Junto a Autobiografía con objetos, (no) me acuerdo es una interesante indagación en la escritura autobiográfica y en la narrativa de la memoria. Ante un exceso de homogeneidad de este tipo de relatos, la lectura de García Lao se vuelve particularmente estimulante. Sin renegar de lo autobiográfico, la escritora lo cuestiona y lo hace reflexionando sobre la construcción de la memoria —y cabe entenderse la memoria como la unión de recuerdos y olvidos— y sobre la escritura no solo como reescritura, sino como huella o rastro de lo que ya no está.
En este sentido, lo físico y lo material está muy presente: de los objetos y el cuerpo a la escritura. Se podría hablar de una materialidad de la memoria, de una materialidad sobre la que construye la biografía de toda existencia.
(no) me acuerdo. Fernanda García Lao, Kriller71 ediciones, febrero 2025, 108 páginas.

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