viernes, abril 22, 2016

Joaquín Giannuzzi

ASTROLOGÍA

En un punto del universo ha estallado una estrella
y simultáneamente el equilibrio químico
se turba desconcertado en una célula de mi vecino.
De este modo el cáncer se instala del otro lado de la pared.
Si tengo una estrella para mí, por el momento
brilla estáticamente sostenida
hasta que alguna mutación en su seno llameante
determine un coágulo en mi historia personal.
No es que crea mucho en estas relaciones,
en el lenguaje prefigurado que torna dramáticas las constelaciones.
Creo sí en el deterioro universal,
en las fallas del mecanismo que no entraron en la cabeza de Kepler,
en el movimiento falso del músculo,
en la cláusula ambigua del tratado de paz:
dones de un mismo reino donde las proporciones son apenas un accidente
y la falta de sentido y de fidelidad lo único serio;
piedras en la vesícula, explosiones en el sol,
una chinche aplastada y una clamorosa colisión en la cabellera de Andrómeda.

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