sábado, marzo 30, 2013

diabolique




No tardes mucho, dijo el diablo hermoso a un joven que se apuntaba en la frente. Después, salió a dar una vuelta para no perturbar la tragedia. Se peinaba para atrás y vestía un traje sencillo, a juego con sus principios escasos. Caminó sin rumbo sorteando las pequeñas maldades del vecindario. En la esquina del bulevar, llenó su copa exquisita. El joven tragó saliva y con un dedo tembloroso hizo girar el tambor. De su frente brotó, en perfecta elipsis, una bala muerta.

Teoría del tacto, reseña en Cuadernos Hispanoamericanos

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