martes, febrero 14, 2012

Lao responde

Palabras de escritores
Las siguientes dieciséis preguntas fueron enviadas a escritores y escritoras de las más diversas estéticas y ámbitos de circulación de la Argentina. Todos con una práctica prolongada en el oficio de la escritura y la edición. Cada uno dio generosamente sus respuestas y el valor, me parece a mí, de este ejercicio es, más allá de las respuestas de cada uno en sí, su puesta en relación, sus afinidades y contrastes. Espero sea de vuestro interés como lo fue y lo sigue siendo del mío. Se irán publicando gradualmente sin ningún orden más que el de la recepción del material. Hasta ahora: María Laura Fernández Berro, Aurora Venturini, Omar Genovese y Fernanda García Lao.
Crisitan Vitale
(para ir al blog Al principio fue la urgencia, donde están todas las respuesta, click en el título)

"La literatura concentra en su estómago casi todo lo que me interesa"
Fernanda García Lao

Si tuvieras que ensayar alguna definición de “Literatura”, ¿qué dirías?
Las definiciones se llevan mal con mi concepto de literatura. No es una ciencia disparadora de enunciados. Tengo la sensación de que la literatura concentra en su estómago casi todo lo que me interesa: invención, sistema y su negación, libertad.

¿Considerás que la ficción puede o debe intervenir políticamente en el devenir histórico de un país? ¿De qué modo?
La ficción y la política son pasiones desencontradas. Con obejtivos opuestos. La literatura no negocia. Tiene como fin la conciencia individual, o así la entiendo. El devenir histórico no es la inmediatez. Sin embargo, con el debido paso del tiempo, uno puede leer un país por la literatura que produjo. Toda escritura es política. El asunto es no ser panfletario. Literal. Partidario. Otra cosa es el rol del escritor. Uno debe ser crítico desde la obra. No soy del tipo intelectual, ese escritor que aspira a un puesto o a un busto de plaza. Que declama y da cátedra. Prefiero el club de los parias. Me desagradan los espacios de poder relacionados con el arte. La Cultura -así con mayúsculas- me da dolor de estómago.

¿Creés en algún tipo de redención o salvación personal o colectiva a través de la escritura o la lectura?
No creo en las salvaciones colectivas. Porque a mí me salva -tal vez- lo que a vos te condena. La escritura es un borde y uno nunca sabe. Las palabras atraen estados, universo. El arte es un juego peligroso.

¿Escribirías de todos modos si supieras que lo que estás escribiendo nunca va a ser leído por nadie?
Eso hice desde los veinte años hasta que fui publicada. Yo escribo para entender. Si no, el mundo sucede sin sentido.

¿Qué peso tiene el lector en lo que escribís?
El lector es el futuro de lo que escribo. Entonces, es bastante étereo como idea. No pesa ni un gramo. El lector me devuelve mi obra resiginificada y amo saber qué le pasó mientras leía. Pero no me adelanto. Mientras escribo no está. Cuando él llega, ya no estoy con los pies en esa ficción.

¿Tenés algún tipo de lector ideal?
Me gustaría uno crítico y sensible. Que no sea virgen.

¿Te acordás del momento en que empezaste a escribir ficción y por qué lo hiciste?
Antes de escribir, hablé mucho. Digamos que primero vino la oralidad y después, los apuntes. Comencé a inventar en voz alta antes de saber escribir. Eso incluía la música. Me subía a una silla y levantaba un texto, o una nota.
En la adolescencia, intenté mil veces escribir poesía. Y fracasé igual número de veces. Quería parecer interesante. Una vez que me despojé de toda pretensión y me senté a escribir con pasión y distancia (a los veinte) no pude dejar de hacerlo.

¿Podrías nombrar algunos textos o autores que aprecies mucho? ¿Reconocés algún patrón, alguna constante en esos textos o autores que admirás?
Admiro casi siempre al desertor, al implacable. Beckett, Gombrowicz, Macedonio Fernández, Pizarnik, Copi, Shulz.

¿Creés en “la crítica” o en los lectores especializados? ¿Te da igual ser reconocida por un colega escritor, por un crítico de literatura, por un lector aficionado o por uno novato?
Cada uno te da una visión distinta, necesito un poco a todos.

¿La idea de vanguardia, originalidad o novedad juega algún papel a la hora de ponerte a escribir?
No en relación a los demás. Pero estoy muy atenta a que dentro de mi obra lo que escribo sea nuevo, no una reiteración.

¿En general, tenés un plan antes de largarte a escribir una obra de ficción?
Antes de sentarme a escribir está la inmensidad absoluta. Todo comienza con el primer ser que se descuelga en la página. Ahí comienzo a ensayar lo que viene. Después, camino hacia adelante y hacia atrás por ese texto. Abro otras rutas y reflexiono bastante. Pero el principio debe ser la libertad. Si ya sé a dónde voy, mi deber sería transgredirme.

¿Considerás que la literatura puede decir más u otras cosas que otros discursos sociales? ¿Por qué?
La literatura debe decir más, y estar libre de moralidad. Su rol es disparar contra el lugar común, contra la comodidad ideológica. Es un escalón que sube o baja, por fuera del edificio central.

¿Se puede crear desde la felicidad?
La felicidad es un estado muy esquivo. Pero sí se puede. Hay momentos de gran felicidad mientras uno escribe. Yo disfruto de encontrar y me sorprendo a mí misma emitiendo carcajadas durante la creación.

Si el mundo fuera un texto, ¿qué título le pondrías?
El mundo es un texto que se escribe y se borra. Le pondría “El niño absoluto”.

¿Quién le hizo mejor al mundo: Eva Perón o Cervantes?
Cervantes, sin duda.

¿Cómo te despedirías del grupo de personas que acaba de leer estas respuestas?
No lo sé. Tal vez, silbando bajito. O haciendo alguna pirueta. Dos vueltas en el aire.

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