sábado, noviembre 26, 2011

un exceso de generosidad en Los Andes

Los 25 autores que el mundo debe leer

La Feria Internacional del Libro de Guadalajara (evento central para las letras del continente) arranca hoy su edición número 25. Para celebrar, ha decidido poner en primer plano a los “25 secretos mejor guardados de la literatura latinoamericana”. Y en la caravana literaria, viaja la mendocina Fernanda García Lao.

sábado, 26 de noviembre de 2011
Por Mariana Guzzante

La autora mendocina es hija del recordado periodista Ambrosio García Lao. En la década del ‘70 la familia se instaló en España; al regresar al país, Fernanda decidió establecerse en Buenos Aires, donde se convirtió en actriz, dramaturga y escritora. Actualmente dicta talleres de narrativa. Mariana Guzzante - mguzzante@losandes.com.ar
“He llegado a la conclusión de que no hay que buscar la felicidad. Se la encuentra por el camino, aunque siempre en sentido contrario”. Con esta cita de Isabel Eberhardt, la mendocina Fernanda García Lao abre su obra “Vagabundas”, una de las novelas más extraordinarias que ha dado el 2011.

Lo cierto es que gracias a “Vagabundas” -y a los títulos anteriores disfrutados también por lectores de Argentina, España y Francia, pensemos en “Muerta de Hambre” o “La piel dura” y también en la recién traducida “La amante de Baudelaire”- Fernanda se encuentra ahorita, a lo Kerouac, en el camino. Y la felicidad, que la tomó casi por asalto cuando recibió la invitación a la Feria del Libro de Guadalajara, se concreta en el hecho de que México la recibe como uno de los 25 secretos mejor guardados de la literatura latinoamericana.

García Lao no sólo sabe construir diálogos fulminantes. Sabe habitar la piel de sus personajes. Mejor aún, sabe putear en español. Y dar el salto coloquial con elegancia. “Muerta de Hambre”, por ejemplo, esa novela que narraba las peripecias de una obesa desbordada, surgió de unos ensayos teatrales en los que se calzaba un disfraz de goma espuma para encarnar en gorda.

“Percibir cómo pesa cada gesto mínimo, cómo te miran, cómo partes de tu cuerpo llegan primero que vos”, esa investidura le valió una comprensión que se resolvió como escritura provocativa y veraz.

En “Vagabundas”, en cambio, el cuerpo de la protagonista se configura como ausencia. Esa fugitiva, llamada Eusebia, deja al irse un tejido de textos que la dibujan, más nítidamente, a distancia. 

Ambientada en un hotel solitario sobre la costa bonaerense, la trama de “Vagabundas” va derribando puertas insospechadas donde palpitan pasiones, recuerdos, baúles que guardan biografías, historias fantasmales, crónicas familiares y convivencias  ásperas con una dosificación muy lúcida entre lo melodramático, lo bizarro y lo real maravilloso.

Como una de esas películas que en su presentación se declara “basada en una historia real”,  la historia de la protagonista apela y transcribe otros casos de fugitivas célebres,  ficticias o no.
 
“Encontré un caso que me fascinó”, cuenta la autora, que además es actriz, directora teatral y periodista, “el de una mujer que huyó de un hotel como ése con un pasajero en 1904”. Esas arenas móviles entre la ficción y el relato de época, entre el cuchicheo de pueblo y la revolución interior, entre lo sedentario y lo nómade, hace en buena medida al encanto del libro.
Y es evidente que “Vagabundas” va un poco más allá en su forma no convencional, porque la escritura de García Lao parece aún más despojada e incisiva, como si evitara constantemente caer en lo sentimentaloide pero alcanzara, a la vez, el tono de la intensidad.

"Nunca escribo sobre la visión directa de las cosas, soy transversal. La realidad no me necesita y siempre se viste de otra cosa. Cultivo la irreverencia. Una suerte de alquimia barata. Un desvío, donde el humor y la poesía cuelgan de un hilo tenso." Con esa suerte de mini-manifiesto, la mendocina asoma en Guadalajara, el evento literario internacional que este año suma, además, a los argentinos Fabián Casas y Hernán Ronsino y al rioplatense Dani Umpi, entre los talentos más interesantes del continente.

Es posible que esta Feria de Guadalajara (por cierto, la más interesante del territorio) se constituya en una red verdadera de contactos textuales y editoriales para que muchos de estos autores (a veces poco leídos en su tierra) puedan trascender sus fronteras. En todo caso, hay que celebrar que una autora joven, nacida en este Oeste, llegue al epicentro cultural con una actitud generosa, un lenguaje personal y una obra lúcida.


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