"Yo era un tenaz fumador. Una noche quedé dormido con un tabaco en la boca. Desperté con miedo de despertar. Parece que lo sabía: me había nacido un ala de murciélago. Con repugnancia, en la oscuridad busqué mi cuchillo mayor. Me la corté. Caída, a la luz del día, era una mujer morena y yo decía que la amaba. Me llevaron a prisión".
Zama
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Y yo una noche tuve que terminar Muerta de Hambre. Porque el libro decidió eso.
ResponderBorrarLa gran farsa. Me quise quedar entre Emilio y la carne enorme que no es. Y entre las gemelas de caca.
Pero no. Dejás al lector con sed, con hambre, con ganas de una inspiración por la boca que no llega.
Me enojé antes del final y después me reí.
Qué bien trabajás la ansiedad.
Te agradezco, te felicito.
Yael
Muchas gracias, Yael. Hermosa devolución de lectora inspirada.
ResponderBorrarAsí da gusto.
El placer todo mío.
ResponderBorrarUn abrazo.
Yael