miércoles, diciembre 27, 2023
Niña sin patria
UNO
No es igual irse a que te vayan.
DOS
Quién es esa que fui sino la que creo haber sido. Quién subió al avión el día de su cumpleaños en 1976. ¿Yo? Mi hermana dice que saludé a una platea inexistente desde la escalerilla. No recuerdo. Pero escucho de aquel día a un grupo de pasajeros, entre nubes, que cantan.
TRES
Del reiterado Yo es otro de Rimbaud, hay varias interpretaciones. La más obvia es el desdoblamiento.
Yo es otra en cuanto bajo del avión. Pero quién. La dueña de un libro, una muñeca.
CUATRO
Un amigo, que además de psicoanalista es editor, me escribe: “Renacer a través de las elecciones extremas es, también, una marca compartida. ¿No se podía elegir dos libros y cero muñecas? Para una niña, le contesto, elegir una muñeca es fundamental, es nuestra primera doble. Hoffman lo sabía bien, me dice. Y Silvina Ocampo, le digo. Pienso en Icera, la que no quería crecer. Soy todo lo contrario.
La infancia arrebatada de golpe me hace vieja. Al menos, esa sensación. Una mujer impostando su niñez frente a las demás.
En la escuela, cara de póker.
CINCO
Yo es una representación ilusoria que necesita de otro para existir, como mero límite del mundo, dice Wittgenstein. Hay un yo porque hay un vos, porque hay otro.
Si el otro es móvil, si la familia se recorta de su origen, quién ve. Por otro lado, un país que no se ve, ¿existe? Argentina no es más que un tipo de sobre. Cuando llega carta se reconoce el origen por el borde. La palabra suena a misterio.
SEIS
Ese núcleo familiar en movimiento se hace mundo y, a la vez, recluye. Mejor no abrirse, no dar demasiada información. El país del padre sustituido por el de la madre. El concepto de patria ha muerto. La bandera, el himno, también.
La fila se rompe, no hay letra en el nuevo, solo una melodía que suena de lejos. Liberarse de lo anterior. Entender es el propósito excluyente de la niña.
Desaprender una doctrina pone en duda la que pretendan imponer después.
SIETE
Cómo hacer un yo si lo que hay es distancia. Mi yo, ocupado por la doble. Fabrico a esa otra con material descartable, de oídas. Aprendo a ser, lo consigo. Cumplo diez, once, doce en el documento, pero en el fondo las cuentas no cierran.
¿Soy mi propia muñeca? Qué fue de la que traje de Mendoza, no sé. La abandono en cuanto tengo un ropero.
OCHO
La nueva no coincide con la anterior porque es vulnerable, ha sido modificada por el exilio. Y no sólo. Mi yo pasado, mi niña yo, se vuelve una imagen difusa. Imaginar viene de imagen, pero en movimiento, el lenguaje no hace otra cosa que proyectarse hacia adelante o hacia atrás.
El país, en estricto pasado. Qué vértigo imaginar el océano en el medio. Cada llamado incluye el eco de las olas, la interferencia. Operadora es una palabra que suena a ciencia ficción, a barco hundido. Se habla rápido, para no gastar.
NUEVE
Además de una conciencia, una es cuerpo, sistema de creencias, un imaginario, una condición, una característica social determinada, una historia colectiva. Pero la Historia es otra. En el relato del país nuevo hay un elenco diferente. Isabel y Fernando. Felipe el hermoso y Juana la loca.
¿Habitar una torre es igual que carecer de territorio? Desacralizar lo impuesto. Me veo en la torre, pero bajando. Por el lado de afuera.
DIEZ
Ausentarse no es una elección. Al vivir lejos, se toma conciencia de la distancia entre el yo y lo que eso significa. Para la gramática, yo es la palabra que remplaza al sujeto. Entonces, yo es el modo que tenemos de sustituirnos. Y no tiene género. Yo es nadie: puedo ser quien quiera. Yo soy nadie, vos quién sos, escribió Emily Dickinson.
Yo es quien dice serlo.
Digo soy argentina, pero hago mis zetas, aprendo el mundo en Madrid. Cada minuto es un metro más de distancia.
También se entiende así: sacarse la responsabilidad de ser alguien. Permitido inventar, cambiar de nombre. La niña se administra sola.
ONCE
Olvidar la herida, el país que se dejó, es importante. Sin recuerdo no hay nostalgia. El presente se hace tierra, dominio. La distancia es visual, existencial, auditiva. Mejor leer lo que se aproxima. Palabras y caras nuevas.
El vocabulario incluye incógnitas sencillas: rollo, prisa, melocotón. Comerse el diccionario, autorizarse.
DOCE
Yo es una desconocida, yo es otra incluso físicamente: quién soy vista de atrás, de espaldas, yéndome. La niña ha pegado un estirón, las piernas flacas parece que fueran a quebrarse. Los pies no crecen. Qué difícil la clase de gimnasia. Terror a los saltos, las volteretas.
Luego, actuación, certificado, excusas.
TRECE
Ser una extranjera que se ocupa en su adaptación y va mutando es un trabajo de tiempo completo. Yo es el que prueba la realidad, dice Freud. Pero, tal vez, es la realidad la que nos prueba. Somos su experimento.
Del otro lado del océano, sólo malas noticias. El padre ha viajado solo, para ver a su mamá. Vuelve triste, desolado. No voy más, dice. Los amigos no están, los que quedan, irreconocibles.
CATORCE
Habitarse con conocimiento de la usurpación es una toma de conciencia. Hacerse de nuevo dice que se puede discutir el yo, aunque el descubrimiento sea un poco prematuro y no haya herramientas. De vez en cuando la incógnita de quién hubiera sido si...
Pero hay que ocuparse de la evolución con audacia. Menstruar junto al mediterráneo anula a la cordillera, no queda ni el contorno. El cóndor muta en buitre adjunto.
Instrucciones para utilizar un tampón.
QUINCE
Intercambio de casa y de conocimiento con púber francesa. Salida en tren hacia un tercer país. Primera vez con el wiski, con la independencia. El mundo es más que el país lejano y el de acogida. Ampliación del campo de batalla. Recibir una carta de la madre donde explica la nueva desgracia plus ultra. Ahora han inventado una guerra como método de distracción. La familia se divide en la opinión. Leer sobre Malvinas en francés, vuelve el horror distópico, improbable. Al regresar del viaje, el evento macabro ya terminó. Se han replegado las consignas, abandonado los cuerpos.
Resolver que Argentina es un absurdo, desterrarla por imitación. Hacerle al país lo mismo que nos hace. Proscribirlo.
DIECISEIS
En Core, Andrzej Szczeklik relata cómo la cultura griega se vio influenciada por el chamanismo de Siberia: el chamán, aquel que negocia con los espíritus, el que va en lugar del enfermo a lugares donde los demás no tienen acceso, es un personaje similar a lo que los griegos recrean en el mito de Orfeo. El poeta, como los chamanes, tiene la habilidad de llegar hasta el ultramundo para buscar el alma robada de alguien. Chamanismo y catarsis son estados de conmoción. Mientras en el primero, hay que abandonar el propio cuerpo para llegar hasta lo inverosímil, con la catarsis se libera al cuerpo del mal, purificándolo mediante el arte.
DIECISIETE
Core significa muchacha, pero también pupila. La niña. La imagen de la niña crece hasta convertirse en nombre propio. Perséfone o Kore, hija de Zeus y Deméter, raptada por Hades el señor de las tinieblas se ve espejada en esos ojos y a partir de entonces queda ahí, duplicada “en el Palacio subterráneo de la mente”, escribe Roberto Calasso, en Las bodas de Cadmo y Harmonía.
Al morir el padre, mi Core se libera. También disuelve el último lazo con Argentina, así se siente. Todo es ahora. No hay allá. La muerte de la palabra padre habilita a la hija a ser, a constituirse.
Desatención del alma. Y de las noticias.
DIECIOCHO
Sin saber aún qué decir, aspiración a la poesía. La chamana y la enferma coinciden, pero el verso no aparece. Fracasar en el intento no es perder, la insistencia es el viaje.
Hacer teatro permite asimilar todas las que soy, ponerlas a jugar. Catarsis disfrazada de profesión, un objetivo.
DIECINUEVE
Escribir e improvisar, el nuevo vicio. Intervenir la autobiografía desde la ficción para hacerla legible, escriturable, es un modo de construirse sin excluir el vacío, pero inventando un puente. Yo es la elipsis. El salto.
Aprender de caídas sin lastimarse tanto.
VEINTE
Niña sin patria, huérfana de padre. Y de ahí, intempestivas respuestas, disfraz oscuro, anarquía y desobediencia a cualquiera que intente la autoridad.
La hermana mayor encarna la resistencia al entorno. No ha dejado de sesear, detesta lo español. Aspira a regresar. La madre teme por la disolución de la familia. Sin preguntar, vende, compra. Organiza el traslado, la repatriación.
VEINTIUNO
En estado de desgobierno regresar al país que no quiero, al que he extraído del alma para sanar. Y entonces la sorpresa. Recuperación de un lugar, aunque sea casi una extranjera. El imaginario lo abre. Pero no logro abandonar la certeza de ser una intrusa.
Volver incluye el permiso de irse cuando se quiera. Sin dar razón. Volver no tiene destino.
Apuro por rajar.
VEINTIDOS
No hay modo de instalarse en nada cuando el yo se ha hecho móvil, se impugna el cerco en cuanto se lo intuye. Mudarse es sinónimo de libertad. El exilio deja huellas definitivas en cada cuerpo, incluido el lenguaje. Quien se pensó a salvo, no está.
La manera en que la niña se desprende de sí es haciéndole burlas a la muerte. Escribe para eso, para mantener ocupada a la sombra, aunque sepa que no la puede eclipsar. La sombra resplandece.
VEINTITRES
Irse y volver a irse. Niña sin patria, sin ciudad, cambia de signo. Irse de grande puede ser leído como autocelebración. El yo temporal, desprendido, pesa menos que el territorializado. La maleta, la valija, el movimiento. Si no están, sensación de estanque. Renovarse en el aire, otra vez.
Única sanación, aunque sea transitoria. Que el agua no se ponga turbia.
Fernanda García Lao
Praga, 2022
Malvinas. Memorias de infancias en tiempos de guerra, editada por CONABIP | Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, con curaduria y prólogo de Maria Teresa Andruetto.
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Gracias Fernanda. Hoy
ResponderBorrarencontré a través de un podcast que mencionaba este texto. Entre a buscarlo inmediatamente y apareció esta publicación del dia de ayer. Gracias Fernanda. Hoy preparo una investigación en danza sobre el cuerpo migrante y leerte me ha conectado conmigo. Gracias, otra vez.
A vos, gracias. Un abrazo.
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