miércoles, abril 22, 2020

Por un puñado de vacas


ESTADO CRÍTICO
Crítica Literaria Diletante



JOSE TORRES

Trabajé hace mucho tiempo en un matadero. Canales de ternera, solomillos enormes, cartílagos, huesos, quijadas, y sobre todo el olor de la sangre seca en todas partes, el regusto pastoso de carne masticada en la boca. No, no es imprescindible contar con esta experiencia carnosa para disfrutar de Nación Vacuna, de la autora argentina Fernanda García Lao. Pero en mi caso, la novela ha conseguido, cual magdalena de Proust, que vuelva hasta esos años sangrientos hasta convertirme en un personaje más de su novela, un operario de ese Frigorífico Central, en el que el padre del protagonista ordena y distribuye la producción de carne de la nación.

Imaginemos. Argentina ganó la Guerra de las Malvinas, pero pagó un alto precio. El enemigo emponzoñó las aguas, y provocó en la población una enfermedad mortal. La Junta Civil (pues no quedan militares de alto rango), que gobierna el país, encarga a Jacinto Cifuentes, un anodino funcionario administrativo, que seleccione a un grupo de mujeres con el fin de viajar a las islas y procrear con un puñado de soldados enfermos que sobrevivieron a la guerra, para así salvar el futuro de la nación. Esta pesadilla burlesca es el punto de partida de Nación Vacuna. A partir de ese momento la autora argentina nos toma de la mano y, a través de un lenguaje cortante, afilado como el cuchillo de un matarife, y de un negro, negrísimo sentido del humor, nos muestra un presente burocrático y absurdo, en el que sus personajes son tratados como reses sin voluntad por la inverosímil Junta gobernante. Este carácter “vacuno”, animal, de los personajes, se afianza durante toda la novela mediante el uso de los humores y los bajos instintos de los protagonistas, que encuentran en el sexo furtivo una forma de transacción comercial, de ascenso social, y también de escape vital ante un régimen que todo lo controla e intoxica, incluso las relaciones afectivas de los ciudadanos. Un padre poseído por el amor de la carne, un madre ausente y carente de cualquier empatía emocional, un hijo, Leopoldo, que es el reverso triunfador de nuestro protagonista Jacinto Cifuentes, una arribista anterior novia de Jacinto, y ahora esposa de Leopoldo, que utiliza sus encantos sexuales para ascender socialmente. Y una galería de personajes secundarios que hacen avanzar la novela entre absurdos protocolos burocráticos, cuestionarios sin ningún sentido, y pruebas inútiles para seleccionar a esas hembras, o reses, que mediante el patriotismo y la prostitución garantizarán el resurgimiento de una nueva raza nacional.

Resulta estremecedor que el lanzamiento de esta novela por parte de la Editorial Candaya, haya coincidido en el tiempo con la actual epidemia que sacude al planeta. Encendemos la televisión, que, cual Junta Mediática Gobernante, puntualmente nos informa del presente de la epidemia: número de infectados y fallecidos, progreso de la pandemia… ¿Nos hemos convertido quizá en una Nación Vacuna? ¿Somos en realidad personajes de una novela de Fernanda García Lao?

Quizá todo esto ya haya sucedido y no hemos sido conscientes. Como en Nación Vacuna, el presente es una forma de mostrarnos ese pasado que sucedió ante nuestros ojos y del que no pudimos escapar.



Nación Vacuna (Editorial Candaya, 2019) | Fernanda García Lao | 140 páginas | 15 €

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