Mónica López Ocón
16 de Agosto de 2015 | 12:00
Guillermo Saccomanno y Fernanda García Lao escribieron de a dos, casi sin proponérselo, como un juego que acortaba las distancias entre ambos, una novela que se transformó en suceso. Provocadora, subvierte tabúes y desafía la atildada corrección bienpensante.
"Esta es una novela de cojer" se anuncia en la contratapa de Amor invertido, la novela de Guillermo Saccomanno y Fernanda García Lao, quienes personalmente se encargan de aclarar que cojer, en su acepción argentina, debe escribirse con jota para que su sentido no se confunda con el que tiene en España. Si hay algo que la novela y sus autores evitan es precisamente el eufemismo para hablar de sexo. Es que en el coito, no sólo se intercambian fluidos, sino también palabras, lo que revela no sólo el papel protagónico de éstas entre las sábanas, sino sobre todo, su carácter carnal, corpóreo, cuasi anatómico. Dice Gillemette, uno de los dos personajes sobre los que se estructura la novela, evocando a su amado y ausente Fernand: "Armaba frasecitas entre felaciones, intercalaba. Una pija, una frase. Poética profunda podría decirse: Metía los verbos como nadie. Las tres conjugaciones. A veces al unísono. Cuánta proeza." La novela es, entre otras cosas, una validación de la lingüística pragmática a través de la literatura: Saccomanno y García Lao demuestran cabalmente el carácter performativo de la palabra a través de un intercambio epistolar entre los amantes que hacen el amor de manera explícita y por escrito. Debido a un experimento quirúrgico, han intercambiado sus corazones. Gillemette tiene el corazón de Fernand y viceversa y ambos huyen de París. La novela se desarrolla en dos cuerpos y también en dos tiempos, el fin del siglo XIX y los comienzos del XX. En ella los escritores pusieron "toda la carne al asador". Ese lugar común nunca ha resultado más cierto, no sólo porque se trata de un texto constituido por lo carnal, sino también porque los nombres de los personajes aluden de manera directa al de los autores que son una pareja real, no de ficción y así como evitaron el eufemismo, no le temieron a la exposición. Para usar otro lugar común, en Amor invertido, Saccomanno y García Lao "van por todo".
-La novela se ha transformado en un suceso, ¿no es así?
Guillermo Saccomanno: -Sí y lo que está pasando nos tomó realmente por sorpresa, no sólo porque la novela está en el ranking de los libros más vendidos, sino porque generó todo un fenómeno en las redes sociales. Todo el tiempo hay mensajes de pibes, pibas y hasta psicoanalistas. Esta novela que hicimos jugando, sin expectativa de publicación, de pronto se convirtió en fenómeno.
-Mientras la leía pensaba que se habían divertido mucho escribiéndola. ¿Fue así?
GS: -Sí, fue así. Es una novela que tiene mucho humor.
-¿Cómo fue escribir de a dos?
Fernanda García Lao: -Fue muy simple escribirla porque tenía mucho que ver con la pulsión que se había generado a partir del encuentro de nuestras dos literaturas, nuestras dos cabezas y nuestras biografías cruzadas mientras yo me estaba yendo de viaje, lo que potenció mucho la cosa. Al tener dos personajes y dos voces, la escritura se hizo simple. De tener que compartir la voz de un personaje único, hubiera sido distinto.
GS: -Nos conocimos en un festival de literatura, el Encuentro Azabache, y lo primero que hicimos fue intercambiar libros nuestros. Ella me regaló Cómo usar un cuchillo y yo, Cámara Gesell. Esa noche, por separado, cada uno leyó al otro. Ella, fanática de Baudelaire, vio que en Cámara Gesell cito a Baudelaire en la primera página. Yo también soy fanático de él, aunque lo fui más cuando era más joven, aunque sigo pensando que es un excelente poeta. Se empezó a dar una coincidencia de mapas de lecturas. Fernanda, como dijo, se estaba yendo de viaje. Iba a hacer un largo periplo por todos los lugares de Francia que luego aparecieron en la novela. Yo me quedaba entre Buenos Aires y Gesell.
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Fernanda García Lao: “Me interesa lo que el cuerpo le hace al lenguaje y viceversa”
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