domingo, enero 15, 2012

García Lao: sin estar pendiente

Las 10 preguntas
Suplemento Cultura
Diario Perfil
15 enero 2012


"Las aventuras de Tom Sawyer" fueron su compañía durante el exilio. A una isla desierta se llevaría el libro que está escribiendo. Aquí un repaso de su camino como lectora y lo que necesita para escribir.


Por Malena Sánchez Moccero
Fernanda Garcia Lao nació en Mendoza en 1966. Diez años después, su familia se exilió en Madrid. Estudió Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Infromación de la Universidad Complutense. Tomó clases de piano, danza clásica, actuación y dramaturgia. Vive en Buenos Aires desde 1993. Participó en festivales de teatro en Argentina, Panamá, Chile y Colombia. Publicó las novelas Muerta de hambre, La perfecta otra cosa, La piel dura y Vagabundas. En noviembre de 2011 fue invitada a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara como uno de los "25 secretos literarios de América Latina". Sus novelas aparecerán en Francia editadas por Editions La Dernière Goutte, con traducción de Isabelle Gugnon.


¿Cuál es el primer libro que recuerda haber leído?
Tengo una nebulosa para los principios. Recuerdo poco mi vida. Pero creo que el primero fue Las aventuras de Tom Sawyer. Mi propio espíritu de orfandad me hizo entablar relaciones tempranas con Tom y Huckleberry Finn. Me sentía cómplice, compañera. Cuando hubo que elegir un libro para llevarse al exilio en Madrid, ese viajó conmigo. Pero el primero que me impactó, fue uno que había sido prohibido en casa para lectoras precoces: Trópico de Capricornio. Yo tenía quince. Y terminé el libro totalmente subyugada por Henry Miller. Pronto lo olvidé. Fue desbancado por Navokov y su Lolita.
 
¿Cuál es su autor favorito vivo?
No tengo autor favorito. Ni vivo ni muerto. Tengo debilidad por las obras, no por los autores. Me fascino con un libro y es dificil que el mismo autor me capture dos veces con la misma intensidad.
Para no esquivar la cuestión, puedo afirmar que Fleur Jaeggy me gusta. Está viva, pero escribe como una muerta: con distancia y extrañamiento.
 
¿Qué libro se llevaría a una isla desierta?
Ya no hay islas desiertas, sin propietario. Pero si mágicamente apareciera una, me llevaría el libro que estoy escribiendo. Para terminarlo. Para corregirlo. Para mantenerme con vida mientras aparece el primer turista, o algún otro escritor al que mandaron como yo a ese exilio tropical sin provisiones ni familia, pero con un librito bajo el sobaco.
 
¿Cuál es el último libro que leyó o qué está leyendo en este momento?
Cine II de Deleuze, Teorias del arte contemporáneo de Chipp
 
¿Qué libro reciente no pudo terminar de leer?
Cine II. Llevo un mes con él. Voy y vengo. Entro, me maravillo, necesito mi cerebro para otra cosa, me alejo, lo olvido y empiezo de nuevo. No quiero terminarlo, básicamente.
 
¿Qué libro quisiera releer pronto?
Viaje al fin de la noche, de Céline. Pero mejor traducido. Tengo una mala versión. En Madrid hace miles de años, no me lastimaban los españolismos. Por razones obvias. Ahora no los soporto.
 
¿Cuándo escribe?
No se puede estar pendiente del segundero y escribir. Si es de día o no, me da igual. Cuando no escribo estoy pensando en el asunto y me encuentro igual de activa, pero lejos. Si no escribiera ni tuviera un libro en la cabeza, sé que el mundo perdería sentido y se decoloraría a la velocidad de un rayo. Ya me pasó.
 
¿Quién debería ser el próximo Nobel?
Algún escritor/a que lo necesite.
 
¿Cuáles son sus rituales o supersticiones a la hora de escribir?
Ningún ritual. Sólo me desconecto del mundo y de mí. Me hago a un lado y dejo que las palabras me dirijan.
 
¿Cuál es su comienzo favorito de la literatura universal?
El mejor comienzo sucede cuando abro un libro, leo y no vuelvo a ser quien era.
 

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