sábado, mayo 10, 2008

En la ruta cruel

LAS/12
Página12
Mayo 2008


Nacida a principios del XX en el seno de Suiza –país cucú donde nunca pasa nada- Ella Maillart pasó de ser una niña delgaducha a una experimentada deportista y navegante. En su insólita vida trabajó de mecanógrafa, modelo de un escultor, doble de riesgo o profesora de francés, participó en cine como guionista, actriz y asistente de dirección. Pero lo que realmente le gustaba dirigir era su destino, sobre esquís o en embarcaciones de cualquier tamaño. Una auténtica Ulises, que puso rumbo a Grecia rodeada de sirenas.

Por Fernanda García Lao

El 7 de julio de 1928, cuatro jóvenes europeas, Ella Maillart, Marthe Oulié, Hermine e Yvonne de Saussure, partieron a bordo del Bonita, una embarcación sin motor de catorce toneladas, desde el Puerto viejo de Marsella, rumbo a Grecia. Costearon Córcega, Cerdeña y en Sicilia, Yvonne de Saussure abandona la expedición por motivos inciertos. En Naupacta, antigua Lepanto, embarcó Mariel Jean-Brunhes (con provisiones). Las chicas atravesaron el canal de Corinto -la etapa más complicada- y tres días más tarde llegaron a Falero, el viejo puerto de Atenas donde debieron abandonar la decrépita embarcación y tomar un vapor en El Pireo.

Ella Maillart había nacido en Ginebra en 1903. Su padre era comerciante de pieles y su madre una danesa con espíritu deportivo que abandonaba a su marido cada domingo para ir a esquiar. Desde muy niña, Ella adora la lectura de mapas y los libros de aventuras.
Al cumplir diez años, la familia se traslada a la orilla del lago en Creux-de-Genthod, a unos 7 kilómetros de Ginebra. Allí conoce a Hermine - "Miette"- de Saussure, hija de un oficial naval francés, de la que se hará inseparable compinche de aventuras. Ella comienza a descubrir que sus lecturas y la vida al aire libre pueden coexistir. Su delicada salud se ve fortalecida y en poco tiempo se convierte en esquiadora y navegante. Con Miette aprende a dominar barcos cada vez más grandes, con los que se alejan un poco más cada día. A los 13, gana sus primeras regatas. Mientras tanto, Europa está en guerra y las dos adolescentes detestan la época que les ha tocado vivir. Entonces leen e imaginan viajes imposibles. Cada vez, un destino diferente. Al terminar la escuela, viaja sola a Inglaterra para aprender inglés, idioma en el que escribirá la mayoría de sus libros.

"Excepto cuando estoy navegando o sobre un esquí, me siento perdida, sólo vivo la mitad de la vida. Todo es deprimente, salvo leer”.

Para leer el resto de la nota, acá:
En la ruta cruel

Sulfuro en la Biblioteca Bonnemaison de Barcelona

Gracias, Gemma Solsona.